Chapter seven.

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Rodé ligeramente en la cama y metí mis manos debajo de la almohada en busca de mi celular

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Rodé ligeramente en la cama y metí mis manos debajo de la almohada en busca de mi celular. La primera alarma sonó en mi cabeza cuando no lo encontré, así que abrí mis ojos.

¿Quién puso esa ventana ahí? El sol entraba directamente y me obligó a cerrar los ojos. La segunda alarma sonó ahí. Todas las noches me aseguraba de cerrar mis cortinas negras, odio despertarme por la luz solar.

La tercera alarma sonó cuando mi sentido del olfato captó el olor de huevos cocinándose. Mis ojos se abrieron de golpe sin importarme que la luz me lastimara. ¡Jungwon tiene prohibido acercarse a la cocina!

Al levantarme repentinamente de la cama, todo giró a mi alrededor. Los segundos que me tomó calmar mi visión fueron suficiente para notar que esta no era mi habitación. La cama estaba situada al centro, cuando la mía se encontraba en una de las esquinas de mi habitación.

¿Me han secuestrado?

Había una ventana gigante al lado derecho de la cama, tenía cortinas pero no estaban bajadas. Mi vista se centró en un espejo de cuerpo completo, caminé hasta ahí y me miré.

—Al menos sigo entero, ¿de quién es esta ropa?

Mirando una vez más la habitación, me encontré la puerta. La puerta tampoco está donde debería. Con el ceño fruncido caminé hasta ella con la esperanza de que estuviera sin seguro. Ojalá mi secuestrador fuera lo suficientemente tonto como para dejarla abierta, si había dejado una ventana por donde podía escapar, la puerta sin seguro no era mucho pedir ¿cierto?

La puerta se abrió de repente, lo que provocó que gritara, alejándome de ella.

—Oh...

Sunghoon me miró con el ceño fruncido—. ¿Estás bien? Son las diez, venía a despertarte para que desayunes.

Es verdad. Estúpido, Jungwon, ojalá hubiera sido él en la cocina y hubiera roto todos los huevos para tener que limpiarlos después. Supongo que la vida no era tan buena.

Asentí a la pregunta del rubio—. Lo siento, mi cerebro se desconectó y no recordaba anoche.

Sunghoon se rio, sus ojos se cerraron y un hoyuelo se hizo presente en sus mejillas.

Sunghoon dejó de reír y me miró curioso, la sonrisa aún presente. Mis mejillas se colorearon cuando me di cuenta de que lo dije en voz alta—. Uh, ¿desayuno dijiste? —murmuré, rascando ligeramente mi nuca.

Sunghoon se apiadó de mí y asintió.

—Supongo que tienes hambre, ¿eres vegetariano, vegano o algo así?

—No, todo lo que sea comestible es bienvenido. —Le sonreí y recordé lo que había dicho previamente—. ¿Qué hora habías dicho que es?

—Casi las diez.

Mierda. Cerré los ojos y suspiré pasando una mano por mi cara. No había nada que hacer, oficialmente había perdido mi trabajo. Quizá aún podría arreglarlo—. ¿Sabes dónde está mi teléfono?

El rubio negó—. No recuerdo que lo hayas tenido contigo anoche, ¿sucede algo?

Bueno, ahora sí no había nada que hacer—. No, no es nada. ¿Qué hay para desayunar?

Sunghoon finalmente se movió de la puerta y comenzó a caminar a la cocina—. Huevos.

Al abrir los ojos me encontré a Sunghoon mirándome con una expresión extraña, pero el sonrojo se encontraba ahí sobre sus mejillas.

Esta vez fue mi turno de sonrojarme, así que me di la vuelta y caminé a la puerta que recordaba era el baño—. Ya vuelvo.

Entré al baño e hice mis necesidades, me lavé las manos mientras miraba mi rostro en el espejo, esperando a que el tono rojizo desapareciera por completo.

No voy a negar que Sunghoon es muy atractivo. Tiene unos ojos muy lindos, y su cuerpo se ve mucho mejor sin el uniforme que llevaba ayer. Y ni hablar de su sonrisa. Dios mío, esos hoyuelos serán mi perdición.

Una vez me calmé, caminé a la cocina y me encontré a Sunghoon sentado en un banco junto a la barra. Frente a él habían dos platos con huevos revueltos y un paquete de pan tostado. Él se estaba sirviendo lo que parecía jugo de naranja en un vaso.

—Siéntate, NiHyun.

Obedecí y me senté a su lado—. Es Niki.

—¿Ah? —Me pasó un vaso de jugo y me acercó uno de los platos.

—Mi nombre, me llamo Niki. —Le dije, mirándolo. Vi la confusión en sus ojos, pero luego pareció entender.

—¿Sabes que mentirle a un oficial no está bien, verdad?

Asentí levemente comenzando a comer—. Si te decía mi nombre no había ni una pequeña oportunidad de que me creyeras.

Sunghoon se carcajeó y el sonido me hizo sonreír—.  Aún así no te creí, Niki.

¿Por qué mi nombre sonaba tan bonito saliendo de sus bonitos labios? Ahora que lo pienso, los labios de Sunghoon son realmente preciosos, tienen un tono rosa que le sienta bien y el hecho que haya rozado la punta de su lengua en ellos los hacía ver brillosos y-

Sunghoon aclaró su garganta y eso me hizo elevar la mirada a sus ojos—. Entonces... —El mayor vaciló, mirando a su plato y mascando la orilla del pan tostado. Cuando terminó de tragar me miró nuevamente—. ¿Quién es YangJ? ¿Y por qué alguien que te dejó botado en la calle tiene un amigo tan bueno como tú?

 ¿Quién es YangJ? ¿Y por qué alguien que te dejó botado en la calle tiene un amigo tan bueno como tú?

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