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Chapter nine.

—¿Quieres venir a cenar?

El rubio miró al menor como si le hubiese preguntado el clima en vez de invitarle a cenar a su casa. Decir que Niki no estaba nervioso sería mentir, y honestamente el castaño no sabía cómo responder.

Niki masticó lentamente, tratando de pensar correctamente lo que diría. Por supuesto que quería una cita con Sunghoon, ¿pero no era demasiado una cena en su casa para la primera cita? Aunque tomando en cuenta que ya había pasado la noche aquí, no sería tan extraño porque ya conocía el lugar ¿verdad?

La risa que escuchó lo sacó de sus pensamientos—. ¿Te estás inventado una novela en esa cabecita tuya, no es así?

Niki miró a Sunghoon, preguntándose de qué se reía—. Es que pienso que es demasiado pronto que me invites a cenar en tu casa. Un lugar fuera sería mejor, ¿no crees?

Sunghoon asintió y eso le alivió, por un momento creyó que había entendido mal su invitación. La sonrisa que el mayor tenía en la cara mostraba que él sabía algo que Niki no, su siguiente oración lo comprobó.

—Sí, pero no creo que pueda controlarme en un lugar público.

Las mejillas de Niki se colorearon de carmesí, y la sorpresa se mostró por medio de un jadeo.

—¡¿Qué piensas que haremos en la primera cita?! —El castaño se levantó rápidamente, colocando la manos en la encimera y con la mirada fija en el rubio—. ¿Quién crees que soy, eh...?

Niki señaló a Sunghoon con su dedo índice.

—¿Cuál es tu apellido?

El rubio soltó otra risita, y con su mano derecha, envolvió el dedo y posteriormente la mano de Niki, regresándola a su costado.

—Park Sunghoon, al servicio de los ciudadanos de Seúl.

El castaño levantó el dedo una vez más señalándole—. ¿Quién crees que soy, Park Sunghoon? ¿Huh? Claro, de seguro pensaste “le dejé pasar la noche, ahora si le invito a una cita tendrá que ser en mi casa para” ¡hacerme quién sabe qué!

Sunghoon le devolvió la mirada aún sentado, con una sonrisa altanera que parecía permanente en su rostro.

—Nunca te invité a una cita, Niki.

El enojo y el color se desvanecieron del rostro de Niki en milisegundos, se sentó de golpe en la silla con la confusión presente en él.

—Pero tú dijiste...

Sunghoon le interrumpió—. Te pregunté si querías venir a cenar a mi casa.

—¡Exacto!

El rubio le sonrió una vez más, su hoyuelo reduciendo la diversión presente en sus ojos debido a la situación—. ¿En qué parte de esa oración dice “Niki, te invito a una cita”?

El menor miró rápidamente a su regazo, las mejillas ardiéndole de vergüenza—. Perdón, yo creí... ¿por qué me invitarías a cenar si no es una cita —murmuró la pregunta sutilmente.

—Porque Sunoo quedó de presentarme a su novio hoy en la cena, y no creo poder contenerme de decirle un par de cosas a Jungwon si esa cena se realiza en un lugar público, te invité porque creí que te importa el bienestar de tu mejor amigo. —Cuando miró al mayor, su sonrisa ya no parecía estar burlándose de él.

—Oh, lo siento yo no sabía que a eso te referías —Niki le sonrió levemente a Sunghoon, y él le devolvió la sonrisa con aparente pena, que se esfumó en un parpadeo.

—¿Terminaste? —Sunghoon preguntó, levantándose de su asiento y tronando su los huesos de su espalda—. Te llevo a casa, me imagino que no vives con Sunoo, así que tendrás que darme tu dirección.

El momento incómodo se olvidó así de fácil, Niki se levantó y asintió.

—Dame un segundo y vuelvo.

Sunghoon observó al castaño salir de la cocina, pensando que definitivamente le invitaría a una cita esta noche.