Había una vez un hombre que estaba andando por un oscuro y tenebroso bosque, el señor, de apariencia cansada, estaba herido. Estaba tan débil, que no podía casi respirar por la herida que se había hecho tras caer de un barranco mientras huía de un ser extraño. De repente, apareció una pequeña mariposa de bellos colores cálidos, parecía sacada de un cuento de hadas. La pequeña mariposa, le dijo que no se rindiera, pues cuando la oruga estaba pasando por sus peores momentos, se convirtió en una hermosa mariposa. Ella le decía eso, pues porque a unos pocos metros, había un bosque mágico, de árboles preciosos con pétalos rosas y ríos que curaban cualquier herida. Minutos después, el chico, ya sin fuerzas, se sentó al lado de un árbol y cerró los ojos para no volverlos a abrir. Pues él, no pudo entender a la mariposa.
Entonces dejé el libro ya que mi madre me había llamado.
-¿Dime mamá, qué pasa?
-Amybeth hija, ¿puedes ir a alimentar a las gallinas?
-¡Claro! - dije emocionada.
Amaba la naturaleza y a mis animales. ¿La razón? Porque vivía en una gran casa rodeada de árboles y aislada del pueblo que había a unos 5 kilómetros.
Cogí mi cesta con la comida de mis gorditas gallinas, eran cinco y todas tenían nombre, la más gordita se llamaba Fluffy, la segunda Chubby, el tercero Koro y las otras dos Aki y Lii.
Salí de mi casa y me dirigí hacia ellas, pasando primero por el establo donde estaban mis dos caballos y mi oveja, admire, como siempre, las flores que habían crecido de todos los colores. El cielo estaba nublado y yo solo podía pensar en una cosa; explorar una vez más el bosque para ver que historia me podía inventar.
Unas horas después, me puse un vestido de manga corta de color lavanda y me dirigí al establo para coger a mi caballo, Lexi.
Cabalgué hacia el bosque mientras olía a hojas mojadas y naturaleza, tenía una pequeña cabaña escondida entre unos grandes árboles, allí iba cuando me quería inspirar o relajar. Nunca había llegado hasta el final del bosque porque mi madre no me dejaba, eso hizo que mi imaginación me hiciera imaginar un mundo prohibido a través de él.
Até a mi caballo a un tronco y me senté a mirar el cielo que ya empezaba a ser azul con tonos rosas, cuando de repente escuche un ruido inusual, yo me intente esconder atrás de unos arbustos por si era un animal peligroso, aun que yo estaba confundida porque nunca antes había visto nada que me hiciera asustarme.
A lo lejos estaba apreciando una silueta, parecía un chico así que sin pensármelo dos veces corrí hacia él cuando me tropecé cayendo a un pequeño charco.
-¿Estás bien? ¿Quién eres?
- Sí, ¿Quién eres tú? ¡Este es mi bosque! - dije sorprendida y un poco enfadada.
- Me llamo Tom, vivo al otro lado del bosque y estoy buscando algún edificio antiguo, ¿lo has visto?
- Yo me llamo Amybeth y también vivo al otro lado, respecto al edificio, nunca he visto ninguno, ¿porque?
- Primero, ¿cuántos años tienes?
- Tengo quince, ¿y tú?
- Dieciséis.
- Bueno, ¿me quieres explicar porque buscas un edificio antiguo?
- Es una larga historia, hoy no tengo tiempo para explicarla, nos vemos aquí en dos días, por cierto, cuidado con tu caballo.
Entonces me giré y vi que mi caballo se había soltado, fui corriendo hacia él para que no se fuera y cuando me volví a girar para ver a ese extraño chico, ya no estaba.
Me fui a casa con mucha rabia porque odio que me dejen con la curiosidad, además tenía que esperar dos días!
Ese día me fui a dormir un poco feliz porque además de que parecía haber hecho un nuevo amigo, ya sabía un poco más sobre lo que había al otro lado del bosque.

ESTÁS LEYENDO
Un Deseo o Un Milagro?
Mystery / ThrillerAmybeth, una adolescente de quince años empieza a explorar el bosque que siempre le habia dado curiosidad con una compañia que no era quien que parecia.