• Graduación •

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La universidad pudo ser lo mejor para muchos y lo peor para otros, pero algo en lo que todos estaban de acuerdo era en ese sentimiento de satisfacción y alivio al saber que ya no habría estrés por exámenes o corajes de proyectos académicos. No, ese día todo quedaba atrás, habían logrado sobrevivir.

Y no había mejor forma de celebrarlo que con una buena fiesta.

La gran mansión de la familia Nie cada vez se atiborrada más de personas. La fiesta de graduación de la universidad estaba planeada para ser algo memorable por varias generaciones. Los que llegaron a ser estudiantes de diversas facultades, ahora profesionales, se reunían y brindaban con bebidas exóticas por su futuro, festejaban sus años de estudio donde hubo noches en vela y estrés, así como buenos amigos y momentos llenos de risa, demostrando que siempre seguirían adelante aun cuando muchas veces pareció imposible.

Wei WuXian estaba prácticamente graduado con honores, siendo uno de los mejores de su generación. Siempre fue muy conocido en el campus por sus ideas alocadas y pequeñas travesuras, además de ser de los pocos donceles de la universidad, simplemente era absurdo que alguien no supiera quién era ese hermoso joven de risa alegre y astucia sin igual.

Varios en la fiesta le felicitaban y comentaban sobre lo bueno que sería su futuro debido a su talento. WuXian agradecía y hacía comentarios divertidos, pero la verdad es que su atención estaba puesta en otro lado. Tenía sus ojos fijos en la entrada desde que llegó, secretamente (no tan secreto) esperaba a alguien, una parte de su interior le decía constantemente que tuviera paciencia, que la persona que tanto deseaba ver llegaría en cualquier momento.

Esa noche las cosas estaban a su favor ya que así fue.

—¡Jiang Cheng, sí vino! —declaró WuXian pegando un pequeño salto en su lugar.

—Increíble, qué alegría —respondió el Jiang con voz monótona y poniendo los ojos en blanco. Ni siquiera era media noche y ya tenía migraña por imaginar lo molesto que sería su hermano ahora.

Una sonrisa de alivio apareció en el rostro de WuXian. —Por un momento pensé que no lo haría.

—Si tú estás aquí es obvio que él también —murmuró HuaiSang, aunque Wei WuXian no lo escuchó ya que se había alejado.

Jiang WanYin bufó exasperado. —Es tan idiota.

HuaiSang miró en dirección de Lan WangJi, justo hacia donde se había dirigido su amigo. Mientras más los veía más los sentía como un caso perdido.

—No puedo creer que en todo el tiempo de la carrera jamás se confesara ninguno de los dos —dijo el Nie con lástima—. Es una pena como va a terminar.

—¡Lan Zhan! —gritó Wei WuXian al llegar junto al joven de hermosos ojos dorados, honestamente por un momento creyó que el Lan no aparecería, después de todo sabía que ese tipo de ambientes no eran de su agrado

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—¡Lan Zhan! —gritó Wei WuXian al llegar junto al joven de hermosos ojos dorados, honestamente por un momento creyó que el Lan no aparecería, después de todo sabía que ese tipo de ambientes no eran de su agrado. —Me alegra que llegaras, ven conmigo.

Pequeño AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora