Pequeño Accidente

• 6 años después •

—WuXian, lo digo en serio, tienes un gran potencial. Definitivamente la editorial estará en perfectas manos —dijo un hombre maduro con entradas pronunciadas y ropa de estampado extravagante.

Este sonreía alegre halagando una y otra vez a Wei WuXian debido a lo exitoso que había sido el trabajo más reciente de la editorial. Con su ingenio habían alcanzado una nueva marca en sus ingresos, las acciones subieron como nunca antes. Todo gracias a la planeación que el doncel presentó y como organizó al equipo, así también la elección acertada del proyecto, que en un principio parecía arriesgado, sin embargo WuXian siempre miró el potencial.

Los últimos meses habían sido duros, pero lograron superar todos los obstáculos y ahora el actual jefe estaba por retirarse, no sin antes hacer un trato de palabra con WuXian para la venta del negocio.

De hecho, Wei WuXian ya tenía bastante tiempo intentando convencerle para que le cediera la editorial y pusiera todo a su nombre. Después de acordar un precio razonable por fin había juntado la cifra necesaria para sacar a ese inútil hombre de ahí.

—Gracias señor —respondió WuXian con una sonrisa tensa intentado disimular su incomodidad.

Pensó que era lo mínimo después de esforzarse tanto en ese lugar, no había puesto sudor y noches en vela durante todos esos años con ese sujeto tan mediocre para que no obtuviera su retribución.

Cuando arribó a la editorial esta estaba a punto de quebrar, de no ser por su insistencia y terquedad en uno de los manuscritos quizás varios hubieran perdido el empleo y ahora el edificio sería alguna galería o un spa de belleza.

—En un par de días este lugar será todo tuyo —el sujeto le dio un par de golpecitos en la espalda mientras comenzaba a ponerse un saco sumamente horrendo a ojos de WuXian. —Por ahora ve a festejar con el resto. ¿Estarás en la cena?

Se supone que todo el personal iría a festejar con una deliciosa cena y mucho alcohol, lamentablemente Wei WuXian tenía un asunto más importante que atender.

—Me gustaría, pero ya tengo un compromiso previo —se disculpó WuXian dirigiéndose a la salida no sin antes darle un apretón de manos—. Una vez más gracias.

El fin de semana llegaba así que trabajaría desde casa revisando lo nuevo, ya cuando regresara sería para terminar los últimos acuerdos de la venta del lugar, sólo debía soportar un poco más.

El hombre rio causando que las líneas de expresión a lado de sus ojos se acentuaran. —Te lo has ganado —dejando salir un sonoro bostezo estiró su espalda hasta el punto de escuchar sus huesos crujir—. Que bien, ahora podré dormir en paz sabiendo que tú llevas el orden. La verdad eres como un hijo para mí.

Wei WuXian reprimió un impulso de poner los ojos en blanco, no podía creer lo hipócrita y cínico que era ese hombre. Muchas veces les dejó toda la carga para hacer su aparición a la hora de recibir el dinero. No le importaba realmente el personal ni su labor, era tan tacaño y descuidado. WuXian podría quejarse por horas de lo pésimo que era trabajar con él, pero no lo haría, después de todo ese fue el único lugar que se adaptó a sus necesidades, por ello lo agradecía y soportaba el abuso laboral que sufría. Aunque varias cosas cambiarían en cuanto fuera el nuevo jefe.

Nunca creyó terminar trabajando en una editorial, no se especializó para eso, pero descubrió que tenía gran talento para detectar buenos escritos y catapultarlos, convirtiéndolos en historias memorables que el público recibía con gusto. Llevaba casi seis años ahí, la verdad le había tomado aprecio y le gustaba lo que hacía.

Sin entretenerse se despidió de su jefe y fue rumbo a su oficina. Era tan bueno en lo que hacía que en poco tiempo había logrado la subdirección del lugar, pero no se conformaría, ahora deseaba el puesto principal, en especial cuando él sí podría hacer algo de utilidad en esa silla.