• Nuevo jefe •

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Ese día había iniciado de la mejor manera posible, Wei WuXian llevó a sus adorables hijos al preescolar por la mañana, después ocupó el tiempo en ir de compras al mercado y pensar que hacer a la hora de la comida en la tarde, al final ordenó la casa y lavó ropa en el tiempo exacto para ir por el par de niños a la salida.

Tomándose un momento guardó unos documentos para la compra de la editorial, ese día iría a presentarlas a su jefe para que las leyera, o en el mejor de los casos sólo firmara. No tardaría tanto, aún estaba en revisión del nuevo proyecto, así que no era imprescindible su presencia en el trabajo, únicamente serían una o dos horas y regresaría a casa.

Mirando el reloj supo que era hora de marcharse, Wen Ning estaba en exámenes y no podía ayudarle como usualmente lo hacía, así que sin más tomó todo lo necesario y salió de casa, de paso aprovecharía la vuelta para pasar de una vez a la editorial.

Ya con sus hijos dentro de su auto se encaminó al pequeño edificio, por el camino escuchaba a los niños contar de su día y todo lo que habían hecho, así como lo que habían aprendido.

—¿Qué vamos a comer? —preguntó JingYi.

—Pensaba en una sopa de loto y costilla de cerdo, tenemos bastante sin comerla. ¿Se les antoja? —los ojos de WuXian se enfocaron en el espejo retrovisor para observar a sus dos hijos asentir con entusiasmo. —Perfecto, sopa será.

Una vez en su trabajo tomó de la mano a los menores, uno a cada lado, así los tres ingresaron encontrándose con Luo QingYang en la recepción.

—MianMian —saludó el doncel con una amplia sonrisa.

—WuXian —regresó el gesto, al bajar su mirada se encontró dos pares brillantes de ojos—. Veo que hoy vienes acompañado.

—Hola MianMian —corearon los niños al unísono de forma un tanto cantarina.

La chica les sonrió y les hizo una seña para que se acercaran a ella. —Les tengo algo.

WuXian negó divertido al ver a sus pequeños brincar de emoción cuando MianMian les ofreció dos paletas de color rojizo y brillante cubierta caramelizada.

«Veneno para sus dientes» pensó WuXian, sin embargo, no les daba dulces a diario, estaba bien.

—¿Cómo se dice? —preguntó Wei WuXian.

Ambos niños miraron a la chica y respondieron con voz alegre. —Gracias.

El doncel los veía con todas las intenciones de quitarle la envoltura al dulce para llevárselo a la boca, así que antes de que eso pasara les detuvo.

—Recuerden que primero es la comida y después el dulce —advirtió, con esas simples palabras sus hijos guardaron el caramelo.

MianMian rio divertida aún sin creerlo. —Que estricto.

Tenía casi la misma edad de los niños de conocer a Wei WuXian, era increíble que el doncel fuera un tanto caótico con su vida personal, pero cuando se trataba de sus hijos daba un giro descomunal.

—Debo cuidar su salud —respondió WuXian distraído notando por fin un extraño ambiente en el edificio, la mayoría del personal iba de un lado a otro hablando en voz baja como si contaran algún secreto.

—Deberías cuidar de igual forma la tuya —reprendió MianMian.

En las épocas duras de trabajo Wei WuXian apenas respiraba, era como si olvidara que él también necesitaba descansar y comer.

WuXian la ignoró, en su lugar observó al resto del personal una vez más. —¿Por qué tanto revuelo?

MianMian pareció acordarse de algo importante, la chica se acercó para murmurar bajo. —Hay un hombre muy elegante y guapo con el jefe.

Pequeño AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora