『♡』 EMBARAZO DE AMOR 『♡』 || Kookmin ||

Capítulo 07

Habían pasado cuatro días de el accidente y desde entonces el pelinegro no dejaba de tratar a Jimin como un bebé, inclusive había estado faltando a su trabajo con la excusa de que era el dueño de la empresa y podía hacer lo que quisiera.

Para Jimin no había ningún problema con el trato que Jungkook le estaba brindando, se sentía como de la realeza. Jungkook no lo dejaba ni siquiera levantarse de la cama, se encargaba de llevarle las comidas, cumplía sus antojos, lo llevaba al baño, lo atendía en prácticamente todo pesé a que Jimin ya se sentía mejor pues los mareos habían disminuido bastante.

El rubio estaba comenzado a sentirse extraño ante la presencia de Jungkook quien también se había adueñado de su cama los últimos días pues estaba preocupado que a Jimin se le ofreciera algo en la madrugada, y pese a que el rubio negó esa posibilidad pues dormía como tronco y no solía despertarse de noche el pelinegro le había dicho que no se iba a arriesgar.

Así que por esa razón ahora estaban acostados en la cama viendo una película y comiendo los antojos raros del rubio, los cuales consistían en una hamburguesa con helado. Por cada mordida que Jimin le daba a su hamburguesa se metía una gran cucharada de helado de vainilla, Jungkook solo lo miraba extrañado.

— ¿Sabe rico? — le pregunto. El rubio lo miro con la boca llena y asintió. Jungkook rió pues le parecía demasiado adorable ver al pequeño con las mejillas regordetas cual ardilla. — Aún así no comas mucho o te caerá de peso.

— Esto no es nada, antes de quedar embarazado podía comer dos de estas y hasta tres potes de helado. — dijo dando otra mordida a su hamburguesa.

— Si, pero ahora debes cuidar tu alimentación por el bebé.

— Lo sé, es por eso que esta es la última. — dijo sonriendo.

Jungkook solo asintió pues eso le había dicho con las dos primeras hamburguesas.

Cuando la película acabo el pelinegro se dispuso a recoger el desastre que se había ocasionado.

— Jungkook... — lo llamó el rubio con voz chiple. El pelinegro en estos días había aprendido muchas cosas de Jimin, una de ellas era que el rubio solo usaba esa voz cuando tenía antojo de algo.

— ¿Si, Jimin? — dijo juntando toda la basura y echándola en una bolsa.

— Quiero leche de chocolate. — dijo haciendo puchero.

— Jimin...

— Por favor, tengo antojo. — su puchero se hizo más notable.

Jungkook suspiró.

— Está bien, pero será lo último que te daré. — dijo y Jimin asintió cual niño pequeño, cosa que enterneció a Jungkook en demasía. El rubio era demasiado adorable y esperaba a que su pequeño o pequeña se pareciera a él. — Iré abajo por ella. Después de eso debemos dormir, recuerda que mañana pasaremos a recoger a Yeri a la estación.

Jimin asintió y Jungkook salió de la habitación dirigiéndose a la cocina por la leche achocolatada del rubio.

Cuando regreso a la habitación encontró a Jimin acurrucado y dormido. Jungkook sonrío y se acerco hasta él, apago la lampara de la mesita de noche y se fue a su habitación para ponerse su pijama. Al estar cambiado volvió a la habitación del rubio, se acostó a su lado y lo observo detalladamente durante unos largos minutos. Jamás se cansaría de verlo, de delinear cada detalle del rostro ajeno con su mirada, no podía creer la perfección de Jimin, era tan hermoso que casi parecía irreal. Beso con suavidad su frente, un acto que se le estaba volviendo costumbre, apago la luz de su mesita de noche y se acomodo para dormir junto a él.