Sipnosis

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— Me estás diciendo, que...

De tanto rodar los ojos se me iban a quedar en blanco permanentemente.

— Si Elena, si. Él se va a casar.

— Pero, no entiendo — se pasa las manos por la cara frustrada.

— ¿Qué se te hace tan difícil de comprender? — ya voy por mi quinta cerveza.

— Si te ama a ti — me señala —. ¿Por qué se casa con Esa?

— Porque lo rechace — suspiro pesadamente — más de doce veces... en un lapso de seis años.

Por más confusa que sea la situación, yo lo empuje literalmente a que se casará con la rubia de exuberantes caderas y sonrisa Colgate 360.

De solo pensar en la imbécil esa, se me revuelve el estómago. Yo sé que no fui la persona más sensata de todas, en realidad el me busco durante seis años y me repetía una y otra vez, cuanto me amaba. Pero yo, yo ni siquiera sabía que sentía por él, hasta que lo vi con ella, a punto de casarse, con una casa recién comprada y quizás con la alerta de un embarazo.

— Entonces eres... ¿La culpable?

— Algo así, mira Elena. Hoy, precisamente hoy, no quiero hablar de eso — Me acabo la quinta cerveza y agarró otra más — Faltan solo dos días. Dos jodidos días. ¡Dos Malditos días!

— Ya, ya, ya. — Me quita la cerveza y le da un sorbo.

— Me voy a ir.

Suelto la noticia esperando que ella se altere, pero contrario a eso asiente con una sola cabezada.

— Lo supuse — Saca un cigarrillo de su bolso y lo enciende dándole una calada — Vuelves a huir de lo que sientes, porque sabes en el fondo que lo am....

La interrumpo a mitad de frase, no quiero oír la fuerza de esas palabras.

— No lo digas — me bajo de un salto del capo de Jeep —. No me interesa saber tus suposiciones sobre mis sentimientos, estoy bien así...

— Sola — me mira con esa expresión neutral — No estás sola, me e quedado a tu lado. Durante los últimos diez años e estado ahí para ti, pero tú estás tan ciega en tu propia burbuja de miseria.. — suspira bajando la vista, cuando vuelve a subir y se encuentra con la mía se perfectamente lo que me va a decir.

— Dilo, solo dilo.

— Lo amas tanto, que tienes miedo a aceptar que alguien más tiene el poder de lastimarte a tal punto que podría desmoronar todo lo que te a costado construir en todo este tiempo. — con su mano hace un gesto para que me acerque — Ven aquí. Eres mi única amiga, y ahora te vuelves a ir.

Le paso un brazo por los hombros y le quitó el cigarrillo de la mano dándole una calada. Ahí sentada en la colina con las luces de la ciudad brillantes en una noche totalmente despejada, tengo que aceptar que estoy perdida y totalmente enamorada de Tyler Thompson.

— Lo amo — susurro más que todo para mí.

— Lo sé nena, lo sé — me da otra cerveza antes de que se la pida.

— Debería ir y... tú sabes, decirle. — ella niega bajando la vista.

— No serviría de mucho. Ya le dijiste hasta del mal que se iba a morir — me rio porque se que es cierto.

— Hice un gran espectáculo, ¿No? — ella se ríe aún más fuerte.

— Awww... Amiga, deberían contratarte para dar discursos en bautizos y primeras comuniones — las dos nos reímos.

— No puedo creer lo que hice — me tapo la cara con una mano mientras sonrió como boba —. Bese a su hermano... ¡¡BESE A SU HERMANO!!

Levanto la cabeza alterada, acordándome de lo ocurrido hace solo pocas horas mientras aún tenía los efectos del tequila en mi torrente sanguíneo. Debería tachar esa bebida de mi lista de licores prohibidos, y más aún después de lo ocurrido.

— L..lo...me... mejor...de....t..todo — su risa no la deja hablar bien — Es que....lue..luego lo confundiste y le dijiste — carraspea imitando mi voz — Lo siento pensé que eras Ty, aunque tú no besas mal.

Quisiera poder reírme pero solo me doy pena, ¿Cómo pude ser tan torpe? Dije eso justo en la cena pre-boda, solo faltando dos días y digo semejante burrada, lo peor de todo es que tenía que agarrar el micrófono y casi que gritarlo.

— No lo puedo creer — me tapo la cara con ambas manos.

— Yo sí — saca su teléfono — Hasta lo grabé, espero hacerme famosa en YouTube — sonríe tan burlona que me provoca golpearla, pero me limito a poner mala cara y bajarme del capo otra vez.

— Debería ir a mi casa — me pongo del lado del copiloto esperando que ella maneje, es obvio que yo e tomado demasiado.

— ¿Cuándo te vas?

— Hoy.

— ¿¡HOY!? — se voltea y me ve tan sorprendida como puede — Pe.. pero la boda es en dos días, no quieres esperar.

— ¡Esperar! — me rio fríamente — No quiero esperar y ver, ver cómo el único chico que e llegado a... — dejo la palabra medias, no me atrevo a terminar de decirla pero ella si.

— El único que has llegado a amar de verdad, casándose — asiento cabizbaja.

— Me voy hoy.

Escucho como susurra algo pero no le prestó atención y solo me concentro en ver las luces de la ciudad perderse entre los árboles. Jamás me imaginé enamorarme tanto así como para dejarlo y que sea feliz con alguien más, yo no pensé que existiera un amor tan devoto como para lograr abandonar tu convicción y tus ideales de lo que crees correcto.

Pero aquí me tienen, abandonando mi hogar, corriendo lejos de los sentimientos que me niego a sentir, porque él ya eligió, la eligió a ella.

EntrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora