1 •Rob, ¿Por qué a mí?•

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Capítulo 1


17 de octubre del 2008
Edad: 12.


— ¿No es hermoso? Eh! — mi madre me da un codazo mientras sonríe de oreja a oreja.

— Es... pequeño — no puedo ocultar mi decepción al ver el nuevo apartamento al que me a obligado a mudarme.

Su cara se pone sería y me apunta con su larga uña pintada de rojo vino, su expresión me recuerda el motivo por el cual nunca me atrevo a hablarle más alto de lo debido aún cuando ella se equivoca, yo finjo que todo está bien y me quedo callada.

— ¡Jovencita! — uy no, ese tono — Rob nos pago este apartamento y le debemos gratitud — su atención pasa de mí a su uña, analizando si necesita una manicura o no.

Patricia Hail, una mujer demasiado codiciosa y que por su culpa nos hemos mudado más veces de las que me acuerdo. ¡Demonios! Como odio tener que mudarme cuando ya me había adaptado a un lugar, sobre todo a un lugar al que podía llamar "hogar".

Mi madre es demasiado brillante a comparación de mi, pero quién me culpaba solo tenía doce años y no me acordaba de la mitad de los lugares en donde había vivido en los últimos cuatro años.

Papá había muerto de un infarto cuando yo tenía seis años, ya no me acordaba de como era, con suerte y asociaba el olor del cigarrillo con él.

Mamá había votado todas las fotos, ropa o cada cosa que le traía algún mínimo recuerdo de él.

Solo había logrado guardar un pedazo de lo que alguna vez fue una foto de él, era mi más grande tesoro y no le decía a nadie. Lloraba todas las noches, me aferraba a esa foto como si mi vida dependiera de eso, bueno, así era como me sentía.

— La habitación del final es la tuya.

Mamá había cambiado mucho, tanto así que ya no me sentía cómoda diciéndole "mamá" prefería llamarla por su nombre, a veces se veía raro que una niña de doce le dijera Patricia necesito que vengas a la escuela. Pero era más cómodo para mí llamarla así, desde hace mucho que ya no la sentía como mi madre.

— Ah! Otra cosa — me doy la vuelta y veo como sonríe coqueta — Rob viene a cenar hoy.

¡Genial, grandioso, magnífico!

No podíamos comer comida china e irnos a dormir en paz, no tenía la suficiente paciencia y tranquilidad, como para soportar al "noviecito" de mi madre.

¡Oh, Rob! Pobre sujeto para caerme de la patada, aunque sentía lástima muy en el fondo por el. Llevaba soportando a mi Patricia desde hace más de seis meses, en realidad, era la relación más duradera que había tenido en mucho tiempo. Rob, por su parte no me terminaba de caer bien.

Había leído suficientes libros en mi vida como para saber que ese tipo de persona que finge ser tan amable y carismática, no siempre son así.

Como decía mi abuela.

No todo lo que brilla es oro.

Ella tenía razón, Rob, no era bueno del todo. Aunque nos hubiera ayudado a pagar este apartamento nuevo, no dejaba de darme mala espina.

— Y dime, ... — ¡Genial! Se olvidó de mi nombre. Otra vez.

— C.J — respondo de mala gana viendo de reojo como Patricia sonríe falsamente.

— ¿Por qué C.J?

— Bueno, en verdad es una historia curios...

Interrumpo a mi madre, intentando no sonar muy grosera.

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