Día 5: Amigos a amantes

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—Mgh...¡Ah! Kyojuro.

Los sonoros jadeos y gemidos de cierto pelirrojo se dejaban escuchar en toda la habitación, la cual se encontraba a oscuras. La luz de la luna que logró colarse en la amplia habitación reveló a dos cuerpos sobre la cama desordenada, entregándose a sus más pasionales deseos. Ambos cuerpos presentaban chupetones en toda su extensión, el sudor perlaba sus pieles, sus lenguas batallaban por tener el dominio por sobre la contraria, sus dedos permanecían entrelazados sobre las sábanas blancas.

—Mi chico...estoy cerca.—dijo Kyojuro con la voz ronca.

—Y-yo también.

Con la respuesta del pelirrojo, Kyojuro aumentó la velocidad de sus estocadas, generando un inmenso placer en ambos hombres. Los alaridos de Tanjiro se dejaron escuchar, a la vez que su vista se nublaba, esto motivó al rubio a dar fuertes estocadas en el punto dulce del menor, haciéndole arquear su espalda. Les llevó unos minutos el dejarse envolver por un potente y placentero orgasmo que les quitó el aliento. El pesado cuerpo del rubio cayó sobre el contrario, utilizó sus codos para no aplastar a Tanjiro. Lo único que podía escucharse en toda la habitación eran las respiraciones agitadas de ambos.

—¿Estuvo bien, mi chico?

—N-no preguntes ese tipo de cosas.—respondió Tanjiro con un fuerte sonrojo.

—No puedo evitarlo.—dijo Kyojuro con una sonrisa complacida. Se movió finalmente y se dejó caer al lado del pelirrojo, viendo fijamente al techo. Ahora que su mente estaba despejada, los incesantes pensamientos sobre su relación con Tanjiro habían vuelto. Quería acallarlos a como diera lugar, aun si eso implicaba golpearse muy fuerte la cabeza. Se sentía desesperado, cada vez se volvía costumbre pensar en lo bueno que era su amigo pelirrojo, habían hecho un acuerdo meses atrás, pero ahora se preguntaba si había sido una buena idea.

—Kyojuro, ¿estás bien?—preguntó el menor al ver que su amigo tenía la mirada perdida.

—Ah, sí, descuida. Todo está bien.

—No pareces muy seguro.

—Yo sólo...—cerró sus ojos con fuerza y mordió su lengua para evitar decir algo que pudiera comprometer su amistad con Tanjiro. —Tengo sed. —soltó lentamente mientras se ponía de pie y buscaba su ropa interior en el suelo, luego salió inmediatamente de la habitación.

Al pelirrojo le extrañó el cambio de actitud tan abrupta. Kyojuro no solía ser así, él siempre estaba sonriendo y mostraba una calidez que le hacía sentirse cerca del sol, la diferencia era que la calidez de Kyojuro quemaba de una manera opuesta; con incesante lujuria y pasión.

Se dejó caer nuevamente en la cama, suspirando. Ya llevaban meses haciendo lo mismo, y no se quejaba, por el contrario, Kyojuro era magnifico en la cama, pero sentía que algo no andaba bien con el pacto que habían hecho. No quería pensar a fondo en ello porque eso implicaría terminar con las sesiones de sexo que tenían casi a diario, o más bien, se negaba a reconocer la respuesta que se había instalado en su alma por años.

En la cocina, Kyojuro se mantenía apoyado contra la encimera. Su corazón martillaba incesante debido a los pensamientos que habían vuelto a él. Quería que se detuvieran, su cabeza dolía al darle tantas vueltas al asunto. No podía evitarlo. Todo cambió por ese acuerdo.

 Todo cambió por ese acuerdo

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