Día extra: Libre

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Si Kamado Tanjiro tuviese una lista para anotar los eventos diarios que le sucedían como cazador, irían incluidos viajar a diferentes pueblos, localizar al demonio y acabar con él, salvar a las personas de los alrededores para evitar que sean lastimados, descansar y recuperar energías para viajar hasta el próximo pueblo, y regresar a la finca mariposa para que sus heridas sean atendidas.

Todo eso era lo normal en su vida como cazador, pero sostener en sus brazos a una versión diminuta del Pilar de la Llama no estaba dentro de lo llamado "normal" en su día a día.

El día anterior, Tanjiro había acudido a una misión con Rengoku Kyojuro. Todo estaba saliendo normal, encontraron al demonio que perturbaba la paz en un pueblo cercano y se enfrascaron en una lucha para erradicarlo, pero las cosas no salieron como debían; el demonio activó su arte demoníaco para atacar al pelirrojo, sin embargo, el Pilar se interpuso y recibió de lleno el ataque. Sin perder tiempo, Tanjiro logró decapitar al demonio, y luego corrió al lado del rubio para auxiliarlo, pero lo que vio le dejó sin aliento; el gran y fornido cuerpo adulto del Pilar había desaparecido, dejando en su lugar a una infantil figura, —parecía un niño de 6 años—se encontraba inconsciente por el ataque, por lo que Tanjiro lo tomó en sus brazos y corrió en dirección a la finca mariposa.

Tan pronto como llegó, buscó inmediatamente a la Pilar Insecto, Shinobu Kocho, para que le ayudara con esa situación. Si era honesto consigo mismo, Tanjiro estaba asustado, Kyojuro se encontraba en esa situación porque le protegió, y ansiaba que Shinobu tuviese alguna cura para ayudarle.

La vida parecía odiarlo porque no había manera de regresarlo a su forma original. O al menos, que Shinobu no supiese alguna. Calmó a Tanjiro con la promesa de encontrar una solución, mientras tanto, él estaría a cargo de cuidar el diminuto cuerpo de Kyojuro mientras mantuviera esa forma. No le resultó tan complicado hacerlo, ya que tuvo la experiencia de cuidar a todos sus hermanos menores, incluida Nezuko.

Fue toda una aventura tener que explicarle lo sucedido al Pilar cuando finalmente despertó, debido a que su vestimenta ahora le quedaba inmensa, sustituyeron su uniforme de cazador por una yukata gris.

Pese a que Kyojuro se mostraba animado como siempre, Tanjiro podía oler la preocupación que el rubio trataba de resguardarse, lo cual no ayudaba en la culpa que el pelirrojo ya sentía.

—Tanjiro, todo estará bien.—intentaba calmarle el rubio mientras estaba entre los brazos de Tanjiro. Era una situación, aparte de preocupante, graciosa, ya que el cuerpo de Kyojuro era diminuto, pero su voz seguía siendo la misma.

—Lo siento, Rengoku-san. Si tan solo yo hubiese sido más cuidadoso esto no habría pasado.

—Por favor, deja de culparte. Estoy seguro de que Kocho encontrará una solución.

—Bien, yo continuaré alimentándolo mientras tanto.—dijo Tanjiro mientras acercaba el plato de comida, listo para darle de comer al Pilar. —Ahora, diga "aah".

—Aaaah.—Kyojuro obedeció sin rechistar, ya que estaba hambriento. —¡Delicioso! Sabes, podría acostumbrarme a esto, mi chico.

—¿A qué se refiere?

—Tú, alimentándome.

—R-Rengoku-san, ¿qué cosas dice?—preguntó el pelirrojo con evidente nerviosismo. Un fuerte rubor había cubierto sus mejillas, el cual intentó esconder colocando el plato de comida frente a su rostro, pero fue percibido por el rubio.

—Mi chico, te ruborizaste mucho.—mencionó Kyojuro con diversión, pero muy en el fondo le había parecido tierna la reacción del pelirrojo. —Lo lamento, tal vez no debí decirlo.

KyoTan Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora