꧁Un príncipe que todos desean, un heredero que todos anhelan.꧂
Suelen decir que las cosas suceden por algo, porque el destino fue el que decidió por ti. Pero a veces, duele tanto aceptarlo que intentas ir en su contra.
Y vaya que eso te costará bast...
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=Narrador en primera persona=
~Samuel~
"No puedo creer que no haya llegado" pienso después de haber esperado a Guille por un rato.
—No es por ser pesimista —empieza a hablar Fernando— pero creo que no va a venir.
—Ya estoy comenzado a pensar que así será.
—Te gusta mucho la puntualidad. ¿No es así, príncipe? —me pregunta sonriendo.
—Sabes que si —suelto un suspiro.
—¿Esperamos un poco más? o...
—Esperemos un poco más, no creo que sea capaz de dejarme plantado.
—Como usted diga, su majestad.
Se preguntarán quién es Fernando, no es ni más ni menos que el caballero que me asignaron mis padres para protegerme y demás. Por lo cual me acompaña a donde sea que vo. Ademàs de hacerme el favor de hacer guardia cada vez que estoy pasándola con alguien, ninguno quiere que me descubran.
Y no, no me he acostado con él. Ahora que hablamos del tema, les cuento que la vez que le confesé de que ya no era virgen se molestó un poco, pero guardó el secreto y ahora es el encargado de cubrirme en mis aventuras. Todo esto porque según lo que me ha dicho, el piensa en mí como un hermanito menor, por lo que me cuida a toda costa de todas las formas posibles. Aun estando al tanto de las bestialidades que hago a diario.
—Perdón por llegar tarde Samuel - le escuché un poco agitado a Guillermo que parece que hubiera venido corriendo pero al ver su caballo blanco detrás suyo lo deseché.
—Ajá - alcé una ceja esperando a que me diera su excusa.
—Sabes que en unos meses me coronan como Rey de Japón... y ahora las clases son más largas que casi no me dan tiempo para escribirte - se acerca un poco y yo le veo de arriba a abajo buscando algo para creerle.
Entonces vi que su postura estaba mejor y ropa era una más extravagante que antes.
—Bien te creo —le dije levantándome de la banca en que me encontraba e ir hacia la puerta del lugar— vamos?~ —le pegunto insinuándome.
Veo como sonríe de oreja a oreja.
—Lo que tu digas Vegetta. —responde para seguirme y cerrar la puerta a mis espaldas.
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