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Continúa desde donde quedó pero esta vez con Ishtar.
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Ishtar.
Caminaba sumamente molesta por los pasillos, podría golpear al primero que se le cruzara.
( Sí, tengo pechos pequeños, ¿y?)
Hablaba en su cabeza tratando de comprender lo que sentía.
Estaba enojada, sí.
Pero no podía estarlo con él.
Pese a tantas cosas que pasaron, aún le tenía cariño.
Tenía la mirada en el suelo mientras caminaba, apretaba fuerte sus dientes por el enojo.
De repente su paso se vio detenido al chocar contra algo macizo, creyendo que se había golpeado contra una pared, mas, vio algo que la puso algo nerviosa, unos zapatos dorados, levantó su mirada poco a poco, reconociendo por completo esa vestimenta, sabiendo perfectamente quién era.
— ¿Qué quieres, idiota?
Preguntó molesta de brazos cruzados mientras miraba a Gilgamesh.
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Gilgamesh (Caster).
— Vine a ver si estabas llorando.
Igual que ella estaba cruzado de brazos pero con una sonrisa.
— Bueno, en realidad no es eso.
Vengo a declararme.
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Ishtar.
— ¿Qué? ¿Declararte?
Levantó una ceja incrédula mientras separaba una pierna de la otra, colocándose la mano derecha en la cadera y dejando la izquierda colgando mientras lo miraba.
— No te creo.
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Gilgamesh.
— Lo creas o no es verdad.
Se acercó a ella con total tranquilidad.
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Ishtar.
Retrocedió con una mirada seria en forma de desaprobación.
— Me rechazaste mucho como para declararte ahora.
Se acomodó las coletas detrás de las orejas con los ojos cerrando, abriéndolos repentinamente y viendo como estaba contra una pared con la rodilla de Gilgamesh entre sus dos piernas, viendo como incluso había tomado sus dos manos con una sola y las había puesto sobre su cabeza.
Estaba sodomizada contra la pared.
