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8 horas habían pasado desde que ambos habían acabado su noche de placer.
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Ishtar.
Se sentó y abrió sus ojos poco a poco a la par que bostezaba.
Había tenido un muy bello sueño en el que ella y Gilgamesh lo hacían por dos días seguidos.
De pronto escuchó un como alguien le decía "Buenos días".
— Buenos días...
Se talló los ojos con sus puños al acabar de bostezar, deteniéndose en seco al darse cuenta que tenía alguien en su cama, viendo como a su lado había un hombre desnudo bastante conocido por ella.
— ¿Qué haces en mi cama...?
Dijo pensando que estaban en su habitación, pues, acababa de despertarse, no tenía energía como para reclamarle que se pusiera ropa.
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Gilgamesh.
— Te equivocas, es mi cama.
Le contestó sentándose al igual que ella con una sonrisa tranquila.
— Lo hiciste bien anoche.
Salió de la cama y se puso de pie.
Se acercó al armario y sacó de allí una bata de color azul oscuro con dibujos de flores en blanco azulado en la parte de las mangas, colocándose esta y atándola sin prisa alguna, sacando de un portal una similar pero de color rojo y tirándosela.
— Es hora de desayunar.
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Ishtar.
— Así que era real...
Vio a sus lados como efectivamente se encontraba en otra habitación, la misma en la que estaban en su sueño.
Se la veía falta de energía.
Tan así era que la bata que él le lanzó le dio en la cabeza y la hizo caer de espaldas, volviendo a bostezar acostada en la cama.
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Gilgamesh.
— Ya veo.
Dijo al ver como se volvía a acostar.
— Yo iré a desayunar.
Avisó antes de salir de la habitación sin darle más vueltas.
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