Pharaoh.

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Conocí a un viajero de un antiguo lugar que dijo; Dos enormes piernas de piedra se yerguen sin torso en el desierto... A su lado, semi hundido en la arena, un destrozado rostro descansa...

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Una pirámide se extendió
en el horizonte...

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Merlín.

El mago de las flores abrió la puerta de la sala de estar, la cual llevaba directamente al mundo exterior, sorprendiéndose al notar una extraña figura piramidal que opacaba el sol en el horizonte.
Esa edificación no estaba allí hace unas horas, y creía que podía darse una idea de quién se trataba. Fue imposible no esbozar una sonrisa interesada ante este hecho. Se giró y observó a los que en la sala se encontraban.

- ¿Quién quiere una aventura?

Fue la pregunta divertida que hizo el mago observando a los presentes.

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Ishtar.

- Yo aceptaría. Pero estoy comprometida.

Se encontraba sentada en el regazo de Gilgamesh, en sus manos tenía siete cartas y mientras hablaba recogía una del mazo, viendo lo que era y sonriendo enormemente.
Le faltaba sólo una carta para ganarle a su contrincante.

- ¡Fufu, vas a perde-!

Con el reverso de su mano tapó su boca, cerrando sus ojos, echándose hacia atrás y sonriendo orgullosamente hasta que un repentino sonido la hizo abrir un ojo, fue escuchar una mano golpear con fuerza la mesa.
¿De qué se trataba? Iskandar...
Había colocado otra carta sobre la pila de éstas. Pero, algo no estaba bien, había colocado la carta del revés, y horizontal...

- ¿Q‐Qué...?
¡C-Colocaste mal la carta...!

Se puso de pie y colocó la mano izquierda en la mesa, mientras que con el dedo índice de su mano derecha señalaba al Servant. Se notaba cierto enojo, pero en su interior sabía que no había puesto la carta mal, sino que había cortado, pero se negaba a aceptarlo...

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Iskandar.

- ¡Jaja, en absoluto!

Fueron las palabras de este rey con una gran sonrisa mientras colocaba sus siete cartas dadas vueltas sobre la mesa.
Dos sietes, uno de espada y otro de oro, acompañados con un comodín, y un uno, dos y tres de copa acompañados de otro comodín.

- ¡Gané, otra vez!

Exclamaba el gran hombre mientras se ponía de pie, haciendo que su silla de cayera, pero importándole poco y nada.

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Artoria.

𝘛𝘸𝘰 𝘎𝘰𝘥𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora