Prólogo

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El sol de la tarde cae y abraza nuestros cuerpos, es mayo y por el cambio de horario anoche más tarde, llegamos bastante temprano, falta poco más de quince minutos para poder empezar el ritual, pero ya todo está listo para cuando el sol se haya puesto casi por completo.

— ¿En qué piensas?

Isis está sentada a mi derecha, es mi... En términos coloquiales es mi mejor amiga, pero la realidad es que nuestra relación va mucho más haya de eso, es mi alma gemela pero no en un sentido romántico, no sé si tiene eso sentido, pero sé que no hay nada que no haría por ella, sin importar si la vida se me va en ello,

— En nada particular, solo estoy fluyendo.

Ella es mi opuesto en casi todo, desde el aspecto físico hasta la manera de pensar.

— Creo que en cierta manera esto es ridículo.

— No si es algo que te importa.

— ¿Crees que estoy loca?

— Definitivamente, pero también creo que esto te hará bien, te ayudara a cerrar un ciclo, y es una manera poética de hacerlo.

Suele ser muy acertada con sus comentarios y casi nunca le puedo debatir, en parte por eso nos llevamos tan bien, ella es mi pilar me calma y me ayuda a centrarme.

— Si, supongo que hay cierta lógica en mis acciones.

— Tampoco es para tanto — lo dijo ladeando un poco la cabeza para mirarme y poner algo de énfasis.

— Pero tengo mis ratos de cordura — le saco la lengua.

Soy feliz si estoy con ella, de hecho fue la primera a quién le planteé la idea de tener un "funeral vikingo"  es algo simbólico, pero cien días atrás empecé a escribir un diario donde literalmente escribía una página diaria, me ayudó a sobreponerme después de todo lo que pase en diciembre por culpa de mi ex, y lo que vino después.

Recuerdo que en el día treinta y dos le llame para decirle que quería un funeral para cuándo llegará al día cien, para poder dejar atrás todo lo pasado y de alguna manera resurgir como una nueva persona, alguien mejor de lo que venía siendo desde hacía tres años, creo que buena parte de mi vida se jodió con mi primer novio y la vino a rematar el segundo.

Cómo siempre, se limito a escucharme y apoyarme, no hay nada que valore más en este mundo.

Escribí fielmente por noventa y nueve días, escribía lo primero que me venía a la mente o si ocurría algo particularmente bueno que debía recordar, en general carezco de memoria a corto y largo plazo no discrimino, ya sean buenos o malos momentos los olvidó en una semana o menos, al igual que algunas reflexiones, o en los días que no tenía nada, copiaba frases que me motivarán a seguir adelante, cuando no había nada de eso intentaba dibujar, nunca he sido buena pero incluso en esos pequeños detalles Isis y yo somos distintas, a ella le gusta dibujar pero odia colorear, lo apuesto a mi, a mi me gustan los colores, su paleta de colores es blanco y negro básicamente, y a mí me gusta el azul.

— ¿Ya no has hablado con ninguno de tus ex? — me pregunta Jamila.

— No he sabido nada, de nadie, en cuánto a mi familia están en Estados Unidos así que eso me quita un gran peso de encima.

— ¿Y Demian?

— Creo que se rindió cuando me vio con Andre.

— Estás loca — interviene Grace.

— Todavía no puedo creer que lo hayas hecho — apunta Emma.

El sol casi se ha escondió y solo unos pocos rayos de luz tocan la tierra, me levanto y me situó frente a mis amigas, desde mi perspectiva soy muy poco sociable pero tengo un grupo bastante amplio de personas con las cuales contar.

Génesis 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora