cero uno

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— ¡Ah, Toji! Ahí, justo ahí. Mhm...
Era una noche común y corriente en la vida de Fushiguro, pasando de cama en cama de diversas y bellas mujeres con tal de conseguir un techo para dormir y a su vez, dinero.

Ambos "amantes" llegaron al clímax y llegó la hora de dormir, la castaña descansaba abrazando y posando su cabeza contra el fuerte pecho del pelinegro, quien se mantenía despierto, jugueteando con los billetes que le acababan de dar.

— Vaya mierda...—Le habían pagado una miseria, sintiéndose tan mal ya que el único que no se había esforzado fue la bella durmiendo, según Toji parecía tronco a la hora de follar.

Decepcionado por la paga se quitó con cuidado (al menos fue considerado) a la chica para no despertarla, vestirse y terminar por largarse de ahí y quedarse en un hotel de mala fama. Consiguió el cuarto más barato y con ello, el más horrible pero era lo que había, ¿no? Se echó en la cama, quedándose profundamente dormido.

A la mañana siguiente fue despertado por el irritable sonido que tenían sus notificaciones, refunfuñó, tomó el móvil y se dignó a ver los mensajes, chequeando a quiénes iba a follarse ese día por algo de plata.

— Siento que se me caerá la verga.
Soltó el celular una vez que termino de confirmarle a cierta persona que nunca había visto pedir de sus servicios, o bueno, mejor dicho, no se le hacía conocido el número.

Mientras en el día, Toji aprovechó a darse un baño, ir a buscar algo qué comer y hacer cuentas para ver si la miseria que le habían dado la noche anterior le iba a rendir si es que le volvía a dar hambre.

Llegando la noche, volvió a mantener contacto con la persona desconocida, ya saben para preguntarle en dónde sería recogido y esas cosas. Ya puestos de acuerdo, Toji esperó fuera del hotel al chofer de la mujer, llegando entró enseguida al vehículo y se limitó a mirar a través de la ventana en todo el trayecto.

— Baje por aquí.
Dijo el chofer sacando al otro de su trance, salió del auto y emprendió camino detrás del hombre para meterse a una gran casa; Fushiguro sonrió, pensando en que podría sacar provecho de acá.

El chofer lo dejó en la entrada del hogar y ahora lo recibía un mayordomo quien lo guió a una habitación, era bastante grande y elegante, lo suficiente como para que ya deseara echarse en ella y dormir un rato pero todas esas fantasías se desvanecieron cuando vio que se retiraba el mayordomo para abrirle paso a un hombre pareciendo más joven que él, tenía el cabello blanco y los ojos azules, un azul que era bastante... Llamativo.

— Al fin tienes tiempo para mí, no sabes lo mucho que me intrigaba estar con alguien como tú porque... Sólo mírate, Toji Fushiguro. Eres el hombre perfecto.

— Espera, ¿qué mierda?

toji's women : tojisatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora