Quinta Parte

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Luego del descubrimiento del recipiente de Sukuna

— Estaba esperando que vinieras. — Yaga ni siquiera levantó la mirada de su escritorio.

— Había estado ocupado con Yuji. — se sentó frente al mayor con una expresión relajada. — Todo tiene que estar bien con él para que funcione.

— Ni siquiera eso da certeza, es un recipiente, pero aún sabemos si ella puede volver a acceder al dedo de Sukuna.

— No lo sabremos hasta que lo intentemos. — se encogió de hombros, no estaba dispuesto a recibir una negativa como respuesta.

— Quiero tanto como tú que Fujisaki regrese.

— No lo quieres tanto como yo. — era verdad, nadie lo deseaba tanto como Satoru.

— Los altos mandos no van a estar de acuerdo, ni siquiera les gusta mucho la idea de que Itadori siga vivo.

— Es la primera vez que tenemos algo parecido a una solución con relación a Sayu. — se recargó sobre la silla levantando los brazos. — Además, si regresa encontraríamos más rápido todos los dedos para que Yuji se los coma. Nadie podría hacerlo como Fujisaki.

Yaga se cubrió el rostro con las manos, Gojo tenía razón y en el fondo deseaba que una de sus mejores maestras regresara. Le tenía mucho cariño a la castaña. al igual que los alumnos de segundo año, habían trabajado con ella antes de que sucediera aquella desgracia.

— A los altos mandos no les va a gustar esto. — suspiró y se descubrió el rostro. — ¿Puedes hacer que venga aquí? — Satoru asintio. — Sé discreto.

Tenía vía libre para llevar a Sayumi al colegio y Yaga estaba dispuesto a levantar el bloqueo que mantenía sus memorias selladas. Sentía el corazón acelerado de tan solo pensar en que Fujisaki lo recordaría finalmente.

— ¡Yuji! — llamó a su alumno. — Acompañame a recoger a alguien importante.

— ¡Claro! — se acercó con entusiasmo para ir con su profesor.

Pensó en llevar también a Fushiguro, pero decidió que era mejor que el azabache esperara. Cruzó la ciudad con Itadori, hablando de banalidades durante el viaje, no pasaba desapercibido para el menor que Gojo estaba más entusiasmado que de costumbre.

— ¿A quién venimos a buscar? — preguntó cuando estuvieron frente a la puerta.

— A Sayumi Fujisaki.

Una mujer de mediana estatura con el cabello castaño recogido en una coleta abrió la puerta. Al parecer habían llegado mientras preparaba el almuerzo.

— ¡Satoru! — saludó al más alto con entusiasmo. — Estaba pensando en llamarte.

— Que casualidad, estaba por hacerlo, pero prefería venir a verte. — el joven a su lado le sonrió a la mujer que parecía tan cercana a su profesor. — Él es Yuji Itadori, mi estudiante.

— Debe ser interesante ser bombero, ¿no es así? — Yuji asintió sin saber muy bien a que se refería la mayor. — Pasen, está terminando el almuerzo, ¿quieren quedarse a comer?

— ¡Por supuesto, Sayu! — ambos pasaron a la pequeña casa.

Comieron juntos en la mesa del comedor uno de los deliciosos platillos de Fujisaki. A Itadori le agradaba la castaña y conversaron de forma amena durante un rato largo. Cuando Sayumi se levantó para preparar té, Yuji se acercó a su profesor.

— Gojo, ¿cómo estás relacionado con ella?

— Te lo contaré después, Yuji.

— ¿Fushiguro la conoce?

Te Recuerdo - Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora