Tercera Parte

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Luego de su peculiar confesión habían empezado algo parecido a una relación. No habían formalizado nada y tampoco se lo habían contado a sus amigos, aunque sus compañeros y maestros ya lo sospechaban. No eran precisamente discretos, se escabullían por la escuela juntos y se sonreían cada vez que cruzaban miradas.

Pasaron casi seis meses de esa forma, disfrutando de la compañía del otro. Aquella tarde estaban juntos en la habitación de la castaña, Satoru se comía los dulces que Fujisaki había comprado mientras ella leía los libros que Yaga le había dado relacionados a su Técnica Maldita.

— Adelante. — Gojo ni siquiera se había percatado de que estaban llamando a la puerta.

Geto abrió la puerta sin entrar del todo en la habitación.

— Ya es hora de irnos, Gojo. — el mencionado lo ignoró dándole otro bocado a sus dulces.

— ¿Cómo supiste que estaba aquí? — comentó al terminar su bocadillo.

— No estabas en tu habitación, supuse que estarías en la de tu novia. — ambos se tensaron. — Ustedes están saliendo, ¿no es así?

— ¡Sí, lo estamos! — comentó poniéndose de pie. — Somos una pareja.

Fujisaki le sonrió ante la confirmación de que estaban juntos, ahora que Suguru lo sabía tendría que contárselo a Ieiri. Luego de un corto beso de Gojo a Sayu, los dos jóvenes se fueron a cumplir con su misión de ese día.

Sayumi se quedó en su cuarto leyendo, estaba ansiosa por poder usar su energía maldita para manipular mejor el entorno. Había estado mejorando mucho, en su mayoría gracias a Yaga, quien se tomaba algunas horas a la semana para entrenar con ella.

Sin planearlo se pasó toda la tarde en la habitación, era la única en la academia debido a que le habían indicado reposo. En la última misión con Geto se había excedido y había perdido el conocimiento, ahora debía quedarse y descansar hasta que pudiera volver a usar su energía maldita sin que afectara su salud.

Se dio una ducha corta y salió usando sus muletas hasta el jardín. Se sentó en el suelo y se quitó los zapatos, amaba la sensación del pasto sobre sus pies aunque nunca dejaba ambas plantas sobre la hierba. Cualquiera pensaría que lucía ridícula al dejar un pie en el suelo y levantar el otro de forma exagerada.

Disfrutaba de la brisa y de los rayos tenues de la luna. Estaba cerca de terminar su último año y también apunto de obtener su promoción de clase.

Una melena blanca se coló en su campo de visión e inmediatamente sonrió al sentir los labios de Satoru sobre su frente.

— ¿Qué tal estuvo? — preguntó mientras el más alto se recostaba a su lado.

— Bastante bien, no tardamos mucho. — la castaña acarició con delicadeza la mano de su pareja. — De hecho, volvimos hace algunas horas.

Sayu no se había dado cuenta de que habían vuelto y le pareció extraño que él no le hubiera avisado antes.

— Tengo un regalo para ti. — Satoru se incorporó y sacó una pequeña pulsera de su bolsillo.

— Satoru. — habló enternecida. — No tienes que regalarme nada.

— Creo que te gustará. Déjame ponértelo.

La castaña extendió su muñeca, pero él se agachó hasta tomar su pie derecho. Comenzó a anudarlo dando a entender que era una pulsera de tobillo. Fujisaki miró el pequeño regalo, era plateado con detalles azules, combinaría con su uniforme.

— ¿Qué te parece?

— Es muy lindo. — agitó su pierna causando que la pulsera tintineara.

Te Recuerdo - Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora