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Querida Paris,

Te he visto entrar en la misma cafetería en la que estaba yo. Y desde entonces te escribo notas que jamás leerás. Que estúpido.

Que sepas que no te acoso. Solamente, he escuchado como pedías un café, y el camarero te ha llamado por tu nombre.

Joder que suerte tiene.

Ni me has mirado. Te has sentado, has sacado una libreta, y te has puesto a garabatear algo. Quizá eran notas para clase-porque sacasre el cuaderno de la mochila-, o la próxima novela de exito, quizá una nota suicida, o una carta de [des]amor. Dime Paris, que escribes, Paris.

Que escondes, Paris.

Que sientes, Paris.

Dime que hay detrás de esas pecas y esos ojos gris, como los de un petalo marchito, y esos hoyuelos, que se te han formado a los lados de tus labios cuando te has quemado con tu café.

Bueno, puede que quizá te acose un poco.

ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora