Querida Paris,
Has vuelto. Pensé que no ibas a volver. De hecho, nadie vuelve. ¿Quién querría volver a una cafetería antigüa y medio destruida?
El suelo cruje, a cada paso que vas. Y las paredes están con la madera roida. Lo único que hay aquí es silencio.
Esta cafetería es como mi vida, Paris. Todos vienen, pero se van, y jamás vuelven.
Espero que no te pase lo mismo, Paris. No te lo mereces.