Flash abrió los ojos en la oscuridad más absoluta. No recordaba haberse quedado dormido pero un dolor de cabeza atroz apenas le dejaba pensar. Estaba casi seguro que aquello no era su apartamento. La noche anterior no era más que retazos confusos. Recordaba la piel de Eddie ardiendo contra sus dedos, el olor a almizcle y el sonido de sus gemidos de placer. Las garras de Venom, y su lengua recorriendo cada rincón del cuerpo de Eddie. La vergüenza le atenazó el estómago, casi sintiéndose un voyeur en su propio cuerpo. Como si aquellos momentos de intimidad entre Eddie y el simbionte fueran algo de lo que no tendría que haber formado parte. Era una sensación demasiado extraña. Las emociones del simbionte y las suyas se mezclaban en una amalgama que era difícil de discernir. La vergüenza que lo embargaba en ese instante era sólo suya.
–Parece que al fin está despierto –la voz de Brock reverberó con un eco extraño.
Flash alzó el rostro despacio. Todo lo que lo rodeaba no era más que una mancha borrosa, pero despacio el mundo fue ganando definición. Resquicios de luz se filtraban entre las grietas de paredes medio derruidas. Era una nave industrial como las que se podían encontrar cerca de los muelles. El tejado se alzaba casi a diez metros de su cabeza, las placas desgastadas creaban un ocaso perenne en el interior. Estaba atado a una silla y amordazado. La cuerda se clavaba en sus muñecas y le cosquilleaban los dedos. No sabía si temblaba de frío o por el pánico irracional al darse cuenta que por primera vez en mucho tiempo estaba completamente solo. Brock se acercó con pasos seguros hasta estar a apenas unos centímetros de su rostro.
–Bienvenido de vuelta entre los vivos –Brock contestó liberando de un tirón la mordaza.
–¿Qué has hecho con el simbionte? –Flash escupió haciendo diana en su mejilla–. Casi consigues que me crea que eres un buen tío. –Empezó a reír enloquecido por haber sido tan estúpido.
–Tenemos nuestros motivos. –La sombra de Venom podía verse en el color lechoso de unos ojos en los que habían desaparecido las pupilas por completo.
–¡Íbamos a hacer grandes cosas juntos! –Flash notaba la desesperación tiñendo su voz–. Formamos un gran equipo.
Brock lo miró de nuevo, sin rastro del simbionte en el rostro y lo amordazó de nuevo. En aquel instante se sintió como si hubiese vuelto a perder sus piernas de nuevo, durante esos largos meses de recuperación, sólo y abandonado. Le costaba creer que el Otro hubiese tenido algo que ver en lo que fuera que Brock estuviera tramando.
Brock ignoraba sus quejidos ahogados, su mirada puesta en el teléfono entre sus dedos. Sus pasos iban y venían sin rumbo pero nunca llegaban a alejarlo demasiado. A cada instante que el aparato no sonaba Brock parecía más y más nervioso.
–Vendrá –musitó–. La gente como Spiderman es predecible.
Flash vio la sombra dibujarse a contraluz como si las palabras de Brock la hubiesen convocado.
–Están aquí. –Flash oyó el leve murmullo un instante antes de que la forma de Venom engullera cualquier rastro de Eddie–. ¿Creías que podías pillarnos desprevenidos? –El cuerpo de Spiderman golpeó el suelo con un chasquido seco, la masa de Venom lo mantenía inmóvil–. Te conocemos demasiado bien, Peter.
–Al menos, a estas alturas, podrías haber aprendido algo –Spiderman gruñó retorciéndose para intentar escapar del agarre del simbionte.
–¿Cómo tú? El rey de las segundas oportunidades. –Venom alzó al trepamuros cogiéndolo del cuello y zarandeándolo como si fuera una muñeca de trapo. –Salvo para nosotros.
–Sé lo que es tener esa cosa dentro de ti –Peter gimió.
–¿Dónde está el simbionte? Podemos notarlo cerca.
–¿Esperábas que fuera tan idiota como para servírtelo en bandeja? –Con un último esfuerzo Spiderman consiguió liberarse.
Antes de que Flash se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, la mole que era Venom salió disparada por los aires. Flash quería gritar pero las palabras se ahogaban contra el pañuelo sucio que hacía de mordaza.
–Te ofrecemos una segunda oportunidad y ni siquiera nos escuchas. –Venom se alzó.
Flash no podía dejar de mirar la mandíbula de tiburón rasgando el rostro de Venom como la caricatura de una sonrisa.
–Si Thompson muere sólo vas a poder culparte a ti mismo. Entréganos al simbionte y no volverás a vernos.
–¿Y esperas que me crea a un mentiroso compulsivo? –En un instante, Spiderman se había vuelto a abalanzar sobre ellos, las telarañas dificultándoles el movimiento–. No voy a tener esa espada de Damocles sobre mi consciencia.
–¡Ve! –Flash gritó nada más notar el pañuelo deslizarse sobre su cuello–. ¡Sleeper merece algo mejor que acabar convertido en un monstruo! –Notaba la garganta reseca–. Ve, ¿qué más necesitas para darte cuenta que Brock es el auténtico monstruo?
Venom se giró, toda su atención puesta en él.
Spiderman intentó aprovechar el momento de distracción pero el monstruo de ojos opalinos lo estampó derribando una de las paredes por la fuerza del impacto.
–¿Aún no lo entiendes? –Venom arrastró el cuerpo inconsciente de Spiderman por el suelo hasta detenerse a escasos centímetros del rostro de Flash–. Es su depresión. Su cerebro no produce suficientes químicos para alimentarnos. Sleeper empeoró las cosas. Estábamos solos. No sabíamos qué era lo que nos pasaba. Cuando nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo había muerto demasiada gente. Pero esta vez las cosas van a ser diferentes.
El rostro de Venom se deformó abriéndose como un caparazón. Eddie lo miró.
–Eres un buen tío, Thompson. No necesitas verte metido en nuestros problemas. Es mejor así.
El simbionte volvió a engullir el rostro de Brock antes de que la oscuridad volviera a invadirlo todo por completo.
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Viviendo con nuestros pecados
FanfictionAgente Venom es el nuevo protector de Nueva York cuando Eddie Brock se cruza en su camino cómo huésped de un simbionte desconocido. Cuando la policía detiene a Eddie tras un intento de fuga y separado de ese misterioso simbionte, Venom symbionte va...