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ERWIN

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ERWIN

Pasaron los años junto a mi mejor amiga. Como me había prometido a mí mismo, la cuidaba con más empeño. A veces se molestaba un poco y me decía que así no aprendería a defenderse por sí misma cuando estuviera en la legión.

En todo este tiempo, no se alejó de mí. Le estaba eternamente agradecido por todo el apoyo que me había aportado, pues fue de las pocas personas que permanecieron a mi lado. Sin embargo, la gratitud no era el único sentimiento que había empezado a desarrollar. Cuando veía sus ojos verdes mi corazón aceleraba repentinamente su marcha. Veía su sonrisa, su cabello, sus delicadas manos, sus movimientos animados. Veía y admiraba cada detalle de la única chica que me hacía sonreír enamorado.

Esa mañana la invité a desayunar juntos. Mientras comíamos hablábamos de cualquier cosa que atravesara nuestras mentes. Me dejé llevar por la conversación fluida que teníamos, pero tal vez fue un error.

ー Finalmente no volvieron los misteriosos moretones, ¿no? ー Al no escuchar respuesta alguna, caí en cuenta que lo que había dicho no debió salir de mi boca. Della se tensó en su asiento. Y bajó la mirada.

ー No, no volvieron a aparecer. ー Contestó después de unos segundos. Mantenía su mirada baja y sus movimientos tensos.

Tenías que arruinarlo, ¿no, Erwin?

Lo lamento, no debí haberlo mencionado. ー Negó suavemente con una sonrisa en su rostro.

Una sonrisa falsa.

Después de eso se hizo un silencio algo incómodo. Salimos del lugar donde la había invitado y caminamos, aún en silencio, al parque que visitábamos desde niños.

¿Cuándo podremos entregar los formularios para unirnos a las tropas? Preguntó mirando el cielo.

Aún faltan unas semanas. ¿Ya se lo comentaste a tu madre? Suspiró suavemente y bajó la mirada hacia mí.

Sí. Dice que no le gusta mucho la idea de que me vaya a hacer una soldado que arriesgar así la vida, pero finalmente aceptó.

Ya veo. Sonreí un poco, pero no comenté nada más.

Sí... Nuevamente nos quedamos en ese desagradable silencio. ¿Sabes, Erwin? Volví a verla, pero ella seguía viendo al frente. No fue un error lo que dijiste en la cafetería. Te has estado preguntando qué era lo que sucedía realmente, ¿no es así? Sólo ella sabía leerme tan bien. Me puse algo nervioso, pues no quería que se sintiera obligada a contarme, pero creí haberla presionado a hacerlo con el comentario del desayuno.

No tienes que hablar del tema, Della. Sé que no te gusta.

No te preocupes, Erwin. ー  Me miró momentáneamente a los ojos, pero bajó rápidamente la mirada. Supongo que no puedo ocultártelo por la eternidad. Sólo te preocupabas por mí, así que creo que mereces saber qué era lo que realmente pasaba.

Campanas [Erwin Smith x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora