7. Free!

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18 de julio del 2021, día siete.
•Palabra con e•

Todos los días caminaba hacia el parque poco después de salir de la facultad. Le era más fácil leer y concentrarse en sus estudios cuando había ruidos de fondo en lugar de su casa con silencio sepulcral.
Estaba sentado en un banco cerca de la pista de skate cuando se vio interrumpido por uno de sus tan alabados ruidos de fondo.

La caída estrepitosa de un chico llamó la atención de Tsukishima, no supo exactamente como se había caído pero estaba tirado en el suelo quejándose de dolor en su pierna y su patineta había parado a un lado de la mesa donde estaba trabajando.

Se quedó sentado unos segundos un poco dudoso de si sería de mala educación no ayudarlo. Finalmente una pequeña voz muy en el fondo le dijo que lo ayudase. De igual forma el chico era lindo.

Vestía pantalones negros rotos de los que colgaban cadenas y una camisa de manga larga. Su cabello amarrado en una media coleta lo hacían incluso más peculiar.

Tsukishima se acercó con la patineta y le extendió la mano.
—¿Te caíste?

—Eh... si creo que si. —contestó él aceptando su ayuda pero justo cuando puso uno de sus pies para apoyarse en el suelo gritó de dolor y volvió a tumbarse en el piso.

Tsukishima se quedó estático sin saber qué hacer ¿le debía ayudar a levantarse? ¿Llamaba a emergencias? ¿Le daba agua?

—Lo siento—le dijo el chico— Creo que me fracture.

¿Porqué le pedía perdón? Tsukishima no era el que estaba en el piso.

Para su alivio alguien más llegó. En un escándalo de hecho.
—¡Tada-chan! ¡Tada-chan! Te vi caer ¿estas bien?—preguntó el recién llegado, un chico alto y de cabello castaño iba acompañado de alguien más con el ceño fruncido.

—¡Llévalo a urgencias Oikawa!— dijo el acompañante.

—No, no, en serio. Estoy bien, no es importante. —contestó él chico desde el suelo, con la luz del sol Tsukishima podía apreciar que tenía un rostro lleno de pecas.

—Pero acabas de decir que te fracturaste—noto el rubio.

El tal Oikawa volteó a verlo por primera vez.
—¿Y tú quien eres?

—Un desconocido que lo vio caer.

—Ah mira, recién te conoce y ya te vio caer Tada-Chan.

El otro chico que acompañaba a Oikawa dejó de perder el tiempo y pasó un brazo por los hombros del pecoso en el suelo ayudándolo a ponerse de pie.
—¿Estas bien Tadashi? —preguntó mientras comenzaba a moverse hacia un auto— Muévete Shittykawa vamos a urgencias.

Tan rápido como habían llegado se fueron dejando a Tsukishima un poco desconcertado y que rápidamente se dio cuenta de algo: se había quedado con la patineta del pecoso.

🌾✨🌙🌾

Casi dos semanas después del incidente habían pasado. Kei se había llevado la patineta a su casa y no había vuelto al parque pues se le cruzaron los exámenes en su universidad. Por lo tanto, no tenía noticia alguna del chico pecoso ni de si estaba bien o si quería su patineta de vuelta.

Tampoco es que le preocupara mucho claro que no, pero solo era simple curiosidad.

Cuando pasó por fin los exámenes se dio el tiempo de ir al parque llevando la patineta consigo con la esperanza de tal vez ver o cruzarse con e chico pecoso...

Para devolverle la patineta, cabe aclarar, ese era el único propósito de Tsukishima. Verlo y devolverle su patineta que ocupaba espacio en el cuarto de Kei, no era por absolutamente nada más.

Tsukkiyama week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora