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Me sentía agobiada y bastante extrañada. Giré en la silla tan lujosa pensando en todas las posibilidades en las cuales yo podía ser reemplazada.
Me levanté y fui directamente al gran ventanal, observé los autos pasando con tanta rapidez y la gente chocando entre sí. Podía sentirse el sudor, el estrés, la muchedumbre. Por alguna razón me tranquilizó ver cómo la gente iba en su propio mundo.

Decidí no confrontar a mis superiores, quería creer que esto era un error de sistema, algo inimaginable. Podría sonar extraño pero yo no sospechaba en absoluto sobre la organizacion de esta empresa, soy muy meticulosa, y eso me llevó a averiguar todo sobre este lugar. Era de los mejores en Japón, solían decir.

Sentí la brisa pasando por mis tobillos, intercalándose entre mis prendas. Rápidamente me di cuenta de que había dejado la puerta entornada, molesta decidí cerrarla. Mis manos se posaron en la puerta de roble al hacerlo, todavía mi mente estaba exhausta, así que solté un sonoro suspiro.

Mi mente, la misma que tuve hace años atrás. Por un lado quería volver a mi yo de antes.

¿Recuerdas a ese yo?

El yo envidiable, el yo social, el yo que hoy no puedo ser. Mi miserable culo hoy está sentado en esta silla sin futuro, y mi pequeño cuerpo solo se retuerce en este lugar sin nada envidiable. Claro estaba que aquí eso no lo mostraría, a las personas de este lugar sé que nunca podría otorgarles el placer de verme desmoronada. Destruida. A sus ojos yo seguía siendo un ejemplar.

Mis divagantes pensamientos fueron interrumpidos por un par de golpes, hice como si estuviera tecleando cosas en el espectacular monitor fugazmente.

—Disculpe señorita Cabello, soy Normani Kordei, gerenta de servicios administrativos.—Musitó esas palabras una mujer morena de una estatura promedio. La misma tenía un cuerpo impactante a simple vista, oculto por el uniforme, pero deslumbrante. —La interrumpo porque le quería solicitar si, por favor, podría administrar al personal para ejucatar los proximos planes que se van a hablar en la junta mas cercana de esta semana.

La miré extrañada, ya que no me habían dicho que se aproximaba una junta repentina. No tuve tiempo para hacer nada, ni tampoco podría refutar al parecer.

—Buenos días señorita Kordei, por supuesto lo haré, muchas gracias por informarme. —Sonreí como si entendiera todo, como si supiera de aquella reunión.

—Genial, le dejo el horario exacto, con su permiso.—La morena tan rápido como entró se fue, dejando el sonido de sus tacones retumbantes.

Miré el informe con miedo, hablando con sinceridad.

ARCHIVO 1:
JUNTA EN PROCESO DE EJECUCIÓN: 5 de julio, 7:30 AM, oficina A4•

El miedo por primera vez en varias semanas se adueñó de mi, solo faltaban 3 días para la misma y yo, yo no tenia nada grato que ofrecer.

Tres míseros días, en este preciso momento me di cuenta de que el trabajo se convirtió en mi vida, y la vida en mi trabajo personal. Incluso podría decir que el aire de Japón se siente distinto, las personas tienen una presión extra encima que no puedo explicar o deducir. Por supuesto todo esto le agregaba más tensión al asunto.

Miré la planilla y después simplemente seguí fingiendo que esto me iba a dejar dormir esta noche, cuando claramente pasaría lo contrario. Resumiendo, Japón es molesto, muy exhaustivo, y estos momentos solo me hacían extrañar mis tiempos de influencia en las redes.

Arrepentimiento.


Las horas pasaban rápido, los aires de la duda siempre hacían fluir, para mi, todo de una forma más veloz. Me trasladé al comedor principal luego de lo que habían sido 4 largas horas de trabajo. La palabra comedor quedaba corta si veías lo que mis ojos color chocolate podían apreciar en ese mismo instante, esto parecía un restaurante de alto lujo.

¿Qué tipo de empresa era esta?

Mis quejas se fueron cuando el olor de diversas comidas llegaron a mis fosas nasales, claramente Japón tenía sus puntos buenos.

Lo que noté de esta empresa es que todos tenían su propio ritmo, y te adaptabas o, quedabas atrás. Algo muy similar, casi un  sinónimo parecía, a mi querido New York.

¿Ex influencer y encima de New York? Muy irónico, pero para nada original.

La fila era extensa, aburrida. Tanta gente y eso a nadie parecía importarle, entonces, decidí que a mi tampoco. Unos 10 minutos después agarré mi plato y decidí poner todo tipo de verduras en él, si todos aqui fingían e iban a su ritmo, seguro que yo tambien podía hacerlo. Aunque a decir verdad la costumbre de la falsedad estaba muy enterrada en mi, nada parecía una novedad.

—Eso se ve muy bueno, pero te recomiendo esto de aquí. —Mis ojos se cruzaron con una barba, una mirada marrón y un dedo que señalaba  un asqueroso puré.—Cristopher, creo que no necesitas mucha más información. —Sus palabran soltaban arrogancia.

Cristopher, CEO, pero, El verdadero CEO. Estos ejecutivos son los máximos responsables de la gestión y dirección administrativa de una empresa. Asimismo, deben ser profesionales que destaquen por poseer habilidades muy desarrolladas como la comunicación, que le permita expresar sus ideas, planes y metas para todo su equipo, debe generar el camino hacia los objetivos de la corporación y tener claro para donde evolucionará la industria en la que está su negocio. Eso significa que es mi superior, en todo sentido.

—Se ve delicioso.—Mentí de la forma mas gentil y atractiva posible, dandole la sonrisa que seguro todos sus estupidos empleados le daban. Yo no era diferente a sus ojos. —Camila Cabello, es un gusto conorcelo.—Concluí dandole un apretón de manos y, forzada, me serví el vomitivo puré.

—Estaba ansioso por su llegada señorita Camila, cómo vas a estar un tiempo aquí, puedes llamarme Cris. —Exclamó mientras se acomodaba el traje, el cual contenía una placa dorada del lado izquierdo, la misma seguramente valía más que la vida entera de todos los que estaban en el bufet. —Sabes que te trajimos aquí porque eres de lo mas encantadora, nos hablaron muy bien de usted, además.

—Muchas gracias Crist- Cris. Es un honor trabajar para mi en Seili empress. —Murmuré mientras me alejaba de la sección de comida con un Cristopher detrás mío.

Nombre ridiculo, como el jefe que se aproximaba hacia mi.

—Supongo que la señorita Kordei le avisó que pronto es la reunión, aunque si chequeó los mails que le he enviado personalmente, ya lo debe saber.—Comentó el hombre convencido de sus palabras mientras se sentaba en una mesa muy cercana a la mía, por no decir pegada.

Soy una ex influencer conocida, eso no significa que sea responsable, la gente confunde los términos. Pero por suerte, eso no lo iba a saber, para mi favor.

—Por supuesto, ella fue muy amable.—Hablar poco para mi en estas situaciones era lo mejor, después conversaría  lo suficiente mediante mis ideas.

—Esperamos yo y todo el equipo sus propuestas, sabiendo más que nada que va a tener una pequeña competencia. —Dijo el hombre esas palabras como si eso fuera algo ya predeterminado hace meses. Sus labios soltaron esa oración tan traquilamente que prosiguió a comer una tostada.

Me atoré con el té.

—¿Cómo? disculpe pero, no entiendo quién sería mi competencia. —Pregunté dejando mi taza de lado, acomodando mi cabello de una forma inquieta y poniendome erguida de repente.

—Lauren Jauregui es su competencia, señorita Camila.




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¡Suddenly Curious ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora