1. Caer en las redes de la pasión.

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Sus manos jugaban alrededor de su cuerpo haciéndola temblar, su corazón quería escaparse de su pecho y la emoción que se asomaba a causa de lo que iba a ocurrir en instantes la motivaba a querer perpetuar cada beso, cada caricia que él le estaba dando sin pedir nada a cambio, simplemente obedeciendo al placer que los embargaba a los dos.

—Ell... ¡Oh dios! —Suspiró la castaña en el oído de Elliot cerrando sus ojos ante las excitantes emociones que recorrían su cuerpo de punta a punta— Sigue así, dios sigue así.

Para Elliot fue la motivación que necesitaba para continuar, para llevarla a la cúspide del placer sin poner excusas. Siguió mordisqueando la piel de su cuello, sus manos se perdieron dentro de las bragas femeninas acariciando esos pliegues húmedos por el placer. Ahí estaba la clara evidencia de cuanto Olivia lo deseaba, de cuánto quería estar con él, y eso para Elliot significaba lo más preciado de su vida.

—Húmeda, completamente excitada, nada mejor. —Susurró Elliot en su oído, estremeciéndola, provocando que con desesperación Olivia buscará sus labios para besarlo.

Se permitió sin tener ningún atisbo de duda quitarle las bragas, dejándola completamente desnuda a su merced. Olivia sintió sus mejillas sonrojarse ante la imagen que ella misma le brindaba a Elliot, sin ningún tipo de tapujo o de tela que cubriera sus partes pudorosas, agachando su mirada generó indirectamente en ese hombre una ternura especial.

—Eres completamente hermosa, Liv. —La halagó cargándola en sus brazos para posteriormente acostarla en la cama.
—Quiero ser tuya. —Suplicó la castaña mirándolo a los ojos, incitándolo una vez a hacerle el amor.

Las manos femeninas recorrieron de punta a punta el marcado torso masculino, para acabar en los bordes del bóxer, Olivia deseaba verlo desnudo, deseaba en ese instante hacer realidad su fantasía, y no había nada que la frenará, absolutamente nada.

Fue cuestión de segundos para quitarle la última prenda de su cuerpo, y para por fin empujarlo hacia ella y tener pleno contacto piel con piel. Elliot le sonrió pícaramente, y ubicándose en su entrada, volvió a mirarla.

RING.... RING... RING.

Elliot se despertó sobresaltado y claramente excitado... ¡Qué carajo! ¿Cómo pudo soñar con eso? Sus manos recorrieron su rostro, buscando quitarse las imágenes de su mente, pero no podía, no podía negar lo excitado que estaba y lo peor era que en poco más de media hora entraba a la Unidad a trabajar.

Pensó que sería bueno faltar ese día o un baño de agua helada.

Suspirando profundamente, se dirigió al baño y lavando varias veces su rostro con agua fría centró su mirada en la imagen que el espejo le devolvía. Su mente se permitió divagar por los recuerdos centrándose en una sola persona, Olivia Benson. Se permitió pensar en qué momento había comenzado a sentir cosas por ella, en qué momento simplemente permitió que su corazón se enamorará de Olivia y la deseara tanto como lo hacía. Elliot deseó por un segundo que todos esos sentimientos se esfumaran, se borraran de su corazón y de su mente como por arte de magia, pero sabía que eso no ocurriría, que debía cargar con el peso terrible de amarla en secreto y de esconder todo ese deseo que sentía por su compañera de trabajo.

Volviendo a su habitación se cambió y sintió su estómago cerrado, por ende, tomó sus cosas y se marchó al recinto.


—Que cara traes Elliot. —Bromeó Fin al verlo ingresar a la Unidad, en su mano llevaba una taza de café y una sonrisa socarrona en su rostro— Parece que un tren te derribó.
—Que gracioso eres. —Bufó Elliot sentándose en su escritorio, los pensamientos que arribaban a su mente no podían dejarlo tranquilo— ¿Cragen aún no llegó?
—Llegará unos minutos más tarde, reunión con Tucker. —Fin blanqueó sus ojos y Elliot no pudo evitar reírse, uno de los sentimientos que compartían los detectives de la UVE era la poca empatía que sentían por ese hombre.


Elliot iba a preguntar por Liv, pero la voz de ella lo interrumpió logrando ponerlo estúpidamente nervioso, le avergonzaba reconocer que aún estaba excitado por el sueño que había tenido, y todavía pensaba cómo lograr que todo eso se esfume.

La belleza de esa mujer lo atontaba, podía jurar que podría observar durante horas su rostro sin cansarse e incluso jugar con su cabello castaño dejando suaves caricias.


—Hola Ell. —Lo saludó Olivia con un apretón de manos, tan característico de ambos— ¿Estás bien?
—¿Por qué lo preguntas? —Indagó Elliot confundido, creyendo que ella había notado todo aquello que él deseaba esconder.
—Oh por nada. —Respondió ella, con una sonrisa sentándose frente a él en su escritorio.


Elliot suspiró una vez más completamente frustrado a causa de la avalancha de sensaciones que lo invadía segundo a segundo, sin decir una palabra se dirigió al baño con la intención de poder despejar su mente antes de que el capitán llegue. Encerrándose allí apoyó su espalda contra la pared y cerrando sus ojos se permitió idealizar un momento así de íntimo con su compañera. 

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¡Apa! Soñar no cuesta nada, señoras y señores. Nos leemos prontamente en la segunda parte de este mini relato. ❤

I M A G I N E ││ Bensler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora