Como un tatuaje en el alma - Parte I.

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¡Holi! Después de algunos días he vuelto por aquí, a decir verdad estoy bastante cargada con mi vida académica, pero en medio de tanta vorágine salió esto resultado de una loca idea que proviene de mi mentecilla. ¡Espero que les guste! 

✍✍✍✍✍✍

—¿Lista? —Indagó él antes de encender la máquina, ella asintió con la cabeza suspirando profundamente— ¿Es el primer tatuaje que te haces? —Preguntó al ver el nerviosismo que tenía la joven encima.
—No, pero siempre pareciera que fuese la primera vez. —Respondió Olivia riendo tímidamente, Elliot cargó un poco la aguja con tinta y comenzó a dibujar algunas líneas siguiendo la estructura del calco.
—Te entiendo completamente, todos los clientes que me visitan dicen exactamente lo mismo.
—Me agrada no ser la única entonces. —Bromeó ella, y Elliot río volviendo a reponer la tinta en la aguja— ¿Tienes muchos tatuajes?
—-Los suficientes, supongo. —Respondió él mirando como la castaña cerraba los ojos— Elegiste una zona del brazo bastante complicada, el antebrazo suele doler un poquito más.
—Vale la pena el aguante.

Luego de pronunciar esa frase con la voz temblorosa Olivia volvió a apretar sus ojos mientras sentía el ardor producto de inyectar la tinta en su piel, pero intentó no pensar en ello, ya que, era más grande la emoción que abordaba su cuerpo por inmortalizar ese diseño en una parte de su cuerpo. Elliot continuaba con su trabajo y una vez que frenó para recargar la tinta la miró.

—¿Por qué elegiste este diseño? —Preguntó el hombre con curiosidad mientras continuaba tatuando, Olivia volvió a suspirar y miraba cada acción que Elliot hacía.
—Porque los pájaros volando significan libertad, y después de tanto dolor y tanta confusión lo único que deseo es ser libre, y vivir como quiero.
—Un significado profundo que me agrada. —Comentó él, con una sonrisa en su rostro— ¿Y quieres contarme que te trajo hasta aquí con esta idea?
—¿Quieres además de tatuarme ser mi psicólogo? —Ella enarcó su ceja mientras sonreía pícaramente y Elliot que había levantado su cabeza la miró también con una sonrisa.
—Podría intentarlo, si tú quieres.
—Está bien, puedo intentarlo también. Todo se resume a...
—¿Una relación tóxica? —Preguntó él interrumpiéndola mientras continuaba con el trabajo.
—No de pareja. Mi familia es el problema. En su mente diseñaron una imagen de mí que no quiero cumplir, que no me define.
—Jodido.
—Extremadamente jodido.
—¿Y cuál es esa imagen que ellos se crearon en su cabeza?
—Ufff, algo completamente contrario a mí que, aunque lo intenté no pude cumplir, ni siquiera quiero hablar de ello, pero de seguro ya te lo imaginas.
—Sí, y también imagino que los tatuajes no son de su agrado. —Bromeó Elliot y Olivia río asintiendo con su cabeza— Piensan que te quita prestigio, que te hace menos fina, e incluso que podrías convertirte en lo peor del planeta.
—Exactamente.
—Supongo que lo importante es que lo intentaste, pero no puedes negar lo que eres, y mucho menos ser algo que le agrada más a los demás que a ti misma. Ser libre no es malo.
—Lo sé, pero a veces me cuesta muchísimo, crecí intentando ser el orgullo de ellos, y aunque a veces no aguanto más me siento culpable.
—¿Por qué?
—Porque hay algo dentro mío que me grita que tengo que ser yo, independientemente de lo que piensen los demás, aunque a mi familia no le guste.
—Y claro, es el monstruito de la rebeldía, señorita.

Olivia volvió a reír, y mientras veía que Elliot continuaba con las últimas líneas del tatuaje siguieron conversando a modo de catarsis, ella sentía que él podía entenderla mejor que nadie y se sentía bien hablarlo, exteriorizarlo, compartirlo con alguien más.

—Un tatuaje de igual manera es un buen punto de partida ¿No crees? —Pronunció Elliot y Olivia asintió de acuerdo con esa idea— Listo, ya finalicé con las líneas, me queda un poco del sombreado y ya terminamos.
—Está bien. ¿Y tú? ¿Cómo llegaste a ser tatuador?
—Mmm es algo que me gustó siempre de chico, dibujaba muchísimo y aunque me intentaron convencer de dar clases de arte no pude, no es el ámbito en el que quería moverme. Hasta que descubrí el mundo del tatuaje, y comencé a buscar más información, empecé a capacitarme de verdad y bueno, dejé todo de lado para dedicarme a esto. A mis veinticinco años me siento satisfecho de como estoy llevando la vida.
—Supongo que eso es importante ¿No?

Elliot asintió y una vez que terminó con los últimos detalles limpió la zona para luego envolverla en papel film. Olivia sonrió conforme con el resultado y lo miró.

—¿Te gustó cómo queda?
—Mucho, creo que era más de lo que esperaba.
—Gracias por el halago. —Sonrió Elliot mientras acomodaba las cosas que había utilizado, Olivia buscó entre su mochila el dinero para abonarle— Am, ¿Estás muy apurada?
—Mmm no, la realidad es que no tengo nada qué hacer. —Respondió ella sorprendida ante la pregunta y una vez que él guardó la máquina de tatuar se sentó nuevamente frente a Olivia.
—¿Aceptas un café, una gaseosa o una cerveza? —Indagó Elliot un poco nervioso, a decir verdad, se sentía un desubicado por proponerle eso, pero ante la sonrisa femenina intentó serenarse.
—Podría aceptar una cerveza. —Respondió la castaña entregándole el dinero, y él lo tomó.
—Gracias, ahora regreso.

La joven asintió y pudo ver a ese chico salir del estudio, supuso en dirección a la planta alta donde quedaba su casa. Un poco nerviosa Olivia jugaba con sus manos intentando no pensar en esas ideas que azotaban su mente y no la dejaban tranquila... ¿Hizo bien en aceptar? ¿Qué tipo de imagen estaba dando? ¡Dios! Suspirando profundamente miró la hora en su celular, aún faltaban veinte minutos para las siete de la tarde.

Cuando oyó pasos acercarse hacia la puerta la joven guardó nuevamente el teléfono en su mochila y pudo ver como Elliot entraba con dos botellas pequeñas de cerveza en sus manos, y una sonrisa en su rostro.

—Perdón si tarde mucho, Coco no me dejaba salir de casa.
—¿Coco? —Indagó Olivia arqueando su ceja esperando que no fuera una mujer, o su novia en el peor de los casos.
—Mi perro, es un Golden Retriever.
—¡Que lindo!
—Ten. —Le entregó una de las botellas y Olivia la tomó agradecida entre sus manos, la misma ya estaba abierta.
—Gracias.
—Dime que no eres menor de edad, sino estaré en problemas. —Pronunció Elliot antes de beber un sorbo de cerveza, Olivia negó con su cabeza y luego lo imitó.
—Tengo veintitrés, tranquilo.
—¿No mientes? —Preguntó él bromeando y ella negó otra vez con un gesto— Está bien, te creo.

Mientras compartían las cervezas continuaron charlando, intentando conocerse un poco más. Todo surgía con completa naturalidad, como si se conocieran de toda la vida. Olivia reía ante algunas ocurrencias de Elliot y él, continuaba con las mismas con la intención de seguir escuchando esa bella melodía.

—Creo que es hora de irme, ya es un poco tarde. —Señaló ella mirando la hora en su celular y luego se puso de pie, Elliot también se paró y tomó suavemente su brazo— ¿Qué pasa?

Pero ese hombre no dijo nada, y simplemente se limitó a acercarse un poco más a la joven con la intención de acortar la distancia que había entre ambos, y por fin unir sus labios en un beso suave, tierno e inesperado. Olivia abrió sus ojos de par en par sorprendida por lo que Elliot estaba haciendo, pero lejos de ofenderse continuó besándolo mientras lentamente iba entregándose a esas sensaciones que comenzaban a nacer en su interior.

—Perdóname, no debí hacerlo. —Pronunció Elliot una vez que se alejaron en busca de oxígeno, pero ella negó con su cabeza acercándolo nuevamente a ella para continuar besándolo.
—No importa si debiste o no, lo hiciste y me encanto. —Susurró Olivia para luego morder sus labios con suavidad, él sonrió apenas y le robó otro beso.
—A mí también me encanto.
—¿Sí? Bueno, se me ocurren más ideas, que podemos hacer si lo deseas.
—¿Qué ideas? —Indagó él arqueando su ceja con una sonrisa.
—Cállate y verás. —Respondió ella volviéndolo a besar.  

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2022 ⏰

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