Una noche tranquila en un jardín el príncipe Xie jugaba con su hermana Liu, pero de repente fueron rodeados por un ejército.
-¡Liu-jie!
-Liu-jie, por favor habré los ojos..., Liu-jie tú didi quiere jugar en el jardín, Liu-jie...
Un lugar tranquilo s...
Al día siguiente Zheng tocó suavemente la puerta de Xie.
—XieMu, te esperan en la sala de práctica.
—¡Ya voy! —dijo Xie medio dormido y medio despierto con los ojos rojizos.
Las sirvientes que pasaban por ahí empezaron a susurrar.
Sirvienta 1: —¿Escuchaste cómo le llamó?
Sirvienta 2: —Si, le dijo XieMu.
Sirvienta 1: —Y si ya se llevan bien
Sirvienta 2: —Si, muy bien *cofcof*
Zheng que estaba a punto de regresar las vio raro pensó «¿Estarán enfermas?, No paran de toser»
•••
Xie se lavó la cara y se dirigió hacia la sala.
Dentro de la sala había un anciano con el pelo teñido de blanco.
—Príncipe Xie, hace días que no lo veo, me dieron la noticia que quieres practicar, te enseñaré pero esta vez con otros métodos —dijo el viejo.
Se paró con la ayuda de un bastón —Tendré que enseñarte otro estilo por mientras ya que no puedes ver —continuó —Ya que perdiste un sentido tienes que usar los otros sentidos, usa el oído para escuchar los movimientos, adivina en donde estoy.
Xie asintió.
El laoshi (1) sacó dos espadas de madera, una para Xie y otra para él.
—Voy a comenzar.
El laoshi botó su bastón, y sacó la vaina de la espada, con una postura recta se dirigió como un rayo de luz a la espalda del príncipe.
Xie giró ligeramente el dorso hacia la derecha dando una pasó hacia adelante con el pie izquierdo, el movimiento fue tan rápido que acabó emitiendo una presión de aire.
La espada de Xie logró chocar con la del anciano.
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El anciano quedó sorprendido.
—Te subestimé, llevas pocos meses ciego y parece que ya te acostumbraste.
—Si, laoshi.
—Entonces está vez iré más rápido.
El cuerpo del laoshi se balanceó levemente impulsándose, el peso del cuerpo pasó a la pierna izquierda, la punta de la espada se encargó en dirigirse en todas las partes del cuerpo de Xie pero estas seguían siendo chocadas.
En un movimiento, laoshi cambio de posición de izquierda hacia la derecha con el fin de confundirle, la mano derecha que llevaba la espada dibujó una línea circular, Xie cayó en la trampa y fue arrastrado al piso por el viento emitido.
El laoshi sonrió y le dio una mano para que Xie se parara.
—Eres muy bueno con la espada, ¡sigamos!
La práctica terminó hasta la noche y Xie muy agotado se tiró a su cama y sin fuerza se quedó dormido.
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