Cap 04

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. AMOR: consecuencia de una decisión ajena .

De: Priss

Capítulo IV: Habitaciones separadas.

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La ceremonia fue muy linda.

Con una Anna vistiendo un bellísimo kimono blanco, los ojos del shaman parecieron más bien deslumbrarse, y no precisamente los de Hao.

La "celebración" había sido bastante intima, de hecho, los asistentes se resumían a Yoh, sus abuelos, Mantha, Tamao y Mikihisa.

Justo en el instante en que Hao y Anna se volvieron oficialmente esposos, Kino se dispuso a hablar con ellos acerca de los cambios que ambos debían asumir como consecuencia de su estado civil actual. Para empezar...

~ Todo está listo para que puedan irse a su nueva casa... inmediatamente.

Ambos jóvenes miraron de forma confusa a la anciana.

¿Acaso ya no vivirían en la pensión?.

~ ¿Qué?. No me digan que Yomei no les dijo nada?.

La voz de la abuela era un tanto burlista, sin duda.

La pareja intercambió miradas por un segundo. Así que vivirían solos, alejados de los familiares y amigos del anterior prometido de la rubia. Si bien esto les otorgaba un poco más de libertades e intimidad, también les haría más incomoda la convivencia diaria.

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Ya llevaban casi una semana en ese lugar.

Durante el poco tiempo que llevaban ahí, la itako se había entretenido viendo la televisión y realizando ciertos quehaceres del lugar. Lo que fuera con tal de no estar tanto tiempo con Hao, en tanto este se dedicaba a pasar largos periodos de tiempo fuera de casa, más que nada paseándose por los alrededores.

La casa era muy parecida a la de Izumo, donde él nació, aunque un poco más pequeña; rodeada de naturaleza pero no muy alejada de la ciudad.

Escogerles ese lugar para vivir fue lo único bueno que hicieron los ancianos desde que se les metió en la cabeza aquella loca idea de casarlos a él y a la rubia.

Ahora que estaba a solas, podía meditar aquel asunto con más profundidad...

Nadie se negó a las disposiciones de los abuelos. Desconocía las razones de Yoh y aun más las de Anna, en cuanto a él... en realidad la joven sacerdotisa no le era del todo indiferente.

Era bella, inteligente y muy, muy valiente, lo suficiente como para desconocer el miedo de estar junto a él. Todos a su alrededor aun le guardaban cierto temor, pero ella no; seguramente era la única persona sobre la tierra que no le tenia miedo.

~ La verdad es que ninguna otra mujer podría igualarla en ese aspecto.

Las palabras del moreno no podían ser más ciertas. Él no quería una mujer que se escondiese de él todo el tiempo, por el resto de su vida.

El shaman pensaba tanto en ella, que para cuando se dio cuenta el sol ya estaba ocultándose.

Suspirando con aires de resignación, regresó tranquilamente donde la itako; no tenía prisa por enfrentar su nueva vida de casado.

Anna, por otro lado, apenas y podía ocultar los nervios bajo su acostumbrada expresión fría. Estaba tan ansiosa que incluso preparó la cena; bueno, alguien debía hacerlo y era más que obvio que su esposo no lo haría.

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