Conociendo a Sofía. - Lesbian -

Todo es tu culpa.

Narra Sofía
Cuando llegué al instituto, esta vez muy temp0rano, ya había  bastante gente allí inmersos todos en sus propios grupos, no veía a Alejandra por ningún lado, seguramente no había llegado aún; justo en el momento en que decidía a sentarme a leer un poco mientras empezaban las clases se acerca Daniel, el chico de la clase de literatura.
- ¡Hey! Sofía - Saluda muy alegremente, recuerdo que ayer no quería ni acercarse de pensar que era lesbiana.
-Hola Daniel - Saludo tranquilamente mientras él va encaminándome hacia su grupo.

-Chicos, les presento a Sofía. Es de quien les hablé... - Veo como los chicos empiezan a hablar entre ellos, hay dos hombres y tres chicas, espero sea un buen lugar para empezar.
- ¿Cómo así que de quien les hablé?
- Si, Daniel nos aclaró que no sales con Alejandra - Lo dice una de las chicas, es más o menos de mi estatura, tez blanca y cabello oscuro - No es que nos molesten las lesbianas, jajaja la verdad es que nosotros le molestamos a Alejandra.
- Me parece que es una persona genial, nunca han hablado con ella ¿verdad?
- No, no mucho... Pero esta es una excelente ocasión para hacerlo. - Daniel saca una hoja de su maleta y me la entrega -  habrá una fiesta en mi casa este viernes, puedes venir con ella

Segundo día en el instituto y ya habrá una fiesta, las cosas si que van bien. Siento que alguien se acerca y si, es Alejandra, la llamo para que se una a nosotros, pero desde lejos me dice que hablamos luego.

- ¿Ves?, ella es quien no nos habla - Alejandra se une a otro grupo, eso sí que era extraño, ¿por qué no se acercaría Alejandra a estos chicos?
- ¿Y Alejandra es la única así en el instituto? - Pregunto tratando de saber  un poco más, una de las chicas, cambia su expresión, parece que le molesto mi pregunta
- No, no lo es. Y no lo digas de esa forma que no es nada malo; soy Beth, bisexual  y una de las ex novias de Alejandra.
- No te espantes con ella, aún quiere a Alejandra - dice en tono de burla uno de los chicos, creo que se llama Alex.
- Eso no es verdad - Beth se altera y empieza una discusión entre ellos.
- Chicos, los veo ahora - Y me voy en seguida, quería estar con Alejandra, preguntarle lo que ocurría con ellos.

Miré a mí alrededor en busca de Alejandra, y allí estaba, recostada frente a un auto negro, me acerco a ella y me quedo mirándola, pero ella no dice nada.
-¿Estás molesta? - Creo que se la respuesta, se le nota.
- Ellos no me caen bien, ni yo a ellos. Todo es por Beth, desde que se unió a ellos, me odian - Dice aún sin levantar la mirada. Pero no voy a dejar que siga así.
-¿Aún la quieres? - esta vez levanta la cara y me mira fijamente con esos ojos que podrían hipnotizar.
- La quise, fue hace más de un año. Nos hicimos mucho daño y ella sigue haciéndolo. - Respira profundo un momento y luego sonríe - No quiero hablar de esto, no ahora.
- No te preocupes - No quería que se sintiera mal - Habrá una fiesta el viernes y tienes que acompañarme - Se ríe como burlándose de mi
- ¿Estás loca? jajaja ¿Quieres que sigan pensado que sales conmigo?
- No me importa en absoluto lo que piense todo el mundo, la verdad es que... - En ese momento suena el timbre de entrada, menos mal, estaba a punto de hablarle sobre mi sueño.
- Nos vemos en el almuerzo - Me abraza y besa dulcemente mi mejilla - Iremos a esa fiesta - y se va con una enorme sonrisa.

Narra Alejandra
No quería que Sofía estuviera con ellos, estaba segura que querrían alejarla de mí como lo hicieron con Beth. Lo que más deseaba en ese momento era que Beth no intentara hacernos daño, no intentara separarnos, pero no estaba muy segura de sus intenciones.

Las clases antes de almuerzo me parecieron eternas, solo podía pensar en cuanto deseaba tener a Sofía a mi lado, y la verdad es que la única razón por la que acepté ir a esa fiesta, fue por poder pasar más tiempo a su lado, sería perfecto.

En la hora del almuerzo la había estado esperando, pero no aparecía, así que me senté junto con Andy y Suzanne. Juego veinte minutos apareció, en la entrada de la cafetería, pude ver que el grupo de Daniel y Beth la llamaban al mismo tiempo que yo, se disculpa con ellos de lejos y se acerca a nuestra mesa,  se sienta a mi lado y tomo su mano bajo la mesa, se sonroja y me mira confundida con una tierna sonrisa.