· No tengo ojos para nadie más ·

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Risas fluían como miel en ríos salvajes, preciosas. El calor de una chimenea con olor a hogar. Brazos, rodeándola. Rizos. 

"Te amo."

Esmeraldas desdibujadas mirándola bajo la luz plateada de la luna, una sonrisa aperlada en el silencio. 

Silencio. 

Ríos salados corriendo entre pecas. Una hoguera en la noche con olor a pérdida. Aullidos extraviados en el viento. Fragmentos de un alma desperdigados en una habitación. 

Blanco del vacío, rodeándola. Esquirlas plateadas danzando entre sus dedos. 

Paz. 

Él. Ojos cálidos entintados en verde, sonriéndole. Sonrió ella también con el corazón hecho jirones. El calor de un abrazo que añoraba a la distancia, calor que no podía alcanzar sin importar lo rápido que corriera. 

Un grito silencioso, rogando porque se acercara a ella, porque no se fuera. No de nuevo. Él la miró y el amor de un mundo entero pesaba en su mirada. Ella peléo contra el vacío, entonando su nombre en súplicas rotas, la visión frente a sus ojos desdibujándose rápidamente, consumiéndolo todo. 

Fijó sus ojos en los de él, aún no, sentenciaban con pena sus orbes. Le sonrió una vez más, despidiéndose en el silencio. 

Un susurro lejano creció hasta alcanzarla. Una voz que rogaba a ella, desgarrando el silencio. Anclándola. Sonidos se transformaron en letras, letras en palabras, una orden...no, una súplica creciendo en el vacío de su mente, bombeando en su pecho, recorriendo cada parte de su ser. Quédate conmigo.

Miró una última vez los ojos pálidos que a la distancia la observaban, adiós susurró entre lágrimas al vacío, mientras la escena se desintegraba.

Su cuerpo flotaba entre brazos, etéreo. Su mente vagaba entre la realidad y la inconsciencia, imágenes reproduciéndose en un bucle vertiginoso en su cabeza, no había principio ni fin. Quédate conmigo.

Oscuridad.

Silencio.

Dolor.

Quédate conmigo. 

···

Lo primero que notó, fue la luz danzando entre sus pestañas y por el más breve de los momentos todo fue paz. Levantó los párpados lentamente, permitiendo que la luz la engullera. Todo era blanco de nuevo, pero el armonioso silencio que había experimentado antes ya no existía más. 

Recorrió con su mirada el lugar, tratando de forzar a su cerebro a recordar dónde se encontraba, pero tan solo el buscar la respuesta parecía una proeza.

Había camas a su alrededor, iluminadas por la tenue luz del sol que se filtraba por enormes ventanales. El techo abovedado se encontraba a muchos metros de distancia de ella y la enorme puerta de madera yacía al otro lado de donde estaba. Un vago recuerdo lentamente se abrió paso, ya había estado ahí antes, ya había dormido en una de esas incómodas camas y había apreciado ese mismo techo abovedado, pero, ¿dónde? El fuerte olor a antiséptico la encontró poco después, otorgándole la respuesta que necesitaba. 

¿Cómo?, fue la siguiente pregunta. Cerró los ojos de nuevo, obligándose a recordar, pronto las imágenes de la noche anterior se arremolinaron en su cabeza. Recordó la luz de la luna llena y las tinieblas del bosque, la belleza de las luciérnagas, a la rata y el venado; recordó el gris profundo de los ojos de un perro y luego el amarillo brillante que atravesó hasta su alma. El dolor punzante de una muerte anunciada. 

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora