Garras y fauces

815 84 5
                                    


Poniente, El Norte 299

Tras media quincena de marcha, William y los licántropos habían llegado al Norte en donde pronto se librará una batalla para la defensa del norte. Se asentaron al pie de Colina Cabeza de Oveja encontrando refugio, buena posición defensiva y cerca de un bosque con abundante caza para saciar el hambre.

Una vez asentaron el campamento y se aseguraron de que no hubiera ningún destacamento Lánnister que hubiera llegado previamente para preparar el terreno, William empezó a adiestrar a su pueblo para luchar. 

Primero les fue enseñando lo básico con el manejo de la espada, lanza, escudo y arco. Debido al gran número, William tuvo que pedirle ayuda a Amelia y Sonja quienes eran las únicas personas con entrenamiento, para que se hicieran cargo de pequeños grupos. Para sorpresa de William, los licántropos aprendían rápidamente y a diferencia de los hombres, estos tardaban mucho más en cansarse.

Entre los licántropos, ciertos cambios se empezaron a apreciar conforme se acercaba la luna llena. Se volvían mucho más activos y gracias a su resistencia, eran capaces de seguir los duros entrenamientos que Amelia exigía. Mostraban signos de compañerismo que favorecía enormemente en la coordinación de formaciones y de peleas. Dentro de los cientos de licántropos que eran, Amelia, Sonja, Lucian, Raze y dos hermanos ( Sabas y Xristo) eran respetados entre su especie sin olvidar a su líder/padre William a quien todos respetaban.

En la tarde del tercer día, William recibió un mensaje del frente de Robb. En él, contaba que Stannis había atacado Desembarco como había predicho. Aunque la toma de la capital terminó en una derrota, el daño causado por Stannis y sus hombres había dejado a los Lánnister indefensos en la capital y con pocas naves,  retrasando sus planes de invasión dándoles más tiempo para prepararse.

Con este tiempo adicional y con el material que Robb les había brindado, William mandó a Lucian junto con Gendry y otros voluntarios construir una serie de armas en lo que creía que les daría ventaja . Cogiendo un vástago o palo, empezó a construir armas de astas a las que denominó picas de una longitud de 9 codos (4 metros). 

Cada día tras ponerse el crepúsculo, William reunía a cada licántropo para entrenar su parte bestia aunque no puedan transformarse aún. Organizaba juegos para desarrollar sus nuevos sentido del olfato, vista y oído. Les hacía levantar troncos o piedras y correr a caballos o cualquier animal del bosque para que desarrollaran sus nuevas habilidades. Al igual que William los licántropos parecían disfrutar del bosque incluso aquellos que nunca habían visto uno en su vida.

Conforme pasaban los días y el enemigo no se avistaba, la luna iba aumentando en volumen hasta que llegó la ansiada luna llena. Los 309 licántropos recientes fueron al bosque junto a su líder donde todos se convirtieron a su naturaleza bestial. William comprobó que el caso que tuvo Arya no era único, a diferencia de él absolutamente todos eran de pelaje oscuro y de un tamaño menor (incluso Raze). 

Cuando sus cuerpos cambiaron del todo, la mayoría empezó a comportarse como auténticas bestias. Pero todo el ajetreo cesó cuando William se convirtió en su forma lycan destacando entre todos por su pelaje blanco y altura. Soltando un fuerte rugido que se escuchó por todo el bosque, todos los licántropos agacharon sus cabezas en sumisión ante su patriarca. Como entrenamiento, William se llevó a todos los licántropos por el bosque para que comprobasen sus nuevos cuerpos y que saciaran su hambre gracias a las criaturas del bosque

Transcurridos los días lo que comenzó como unos perros rabiosos, ahora se había convertido en licántropos adiestrados para el combate ansiando devorar a sus enemigos. Si los soldados que venían del sur supieran quienes los esperaban, rezarían a todos los dioses conocidos y por conocer para que sus muertes sean rápidas.

Juego de tronos- Partida licántropoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora