Dos

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La rapidez que es una virtud,
engendra un vicio,
que es la prisa.

Gregorio Marañón.

Han pasado casi una semana desde que mi accidente en el lago. Aun no puedo creer todo lo sucedido.


Son las 7 a.m y etoy sentada en el mismo lugar donde me caí. Es hermoso. Es un puente de madera --Podrida quizás-- que da hacia el lago. Este lugar es mi favorito de todo el campo, me gusta sentarme aquí a escribir ya que me inspira mucho.

La suave brisa choca en mi rostro causando que me coloque el cabello detrás de las orejas, una leve sonrisa.

Dos horas más tarde, estoy haciendo mis maletas.

Estuve toda la semana planeando como irme de la casa sin dejar rastro para que luego mi familia no me pueda encontrar. Fue difícil planear todo sola y probablemente esté dos días completos sin comer absolutamente nada. He vivido dos años a la deriva, y de todas formas creo que ahora es un buen momento para hacerlo.

Salgo de mi habitación sigilosamente, sin despedirme de nadie.

Me encantaría decirle a mi pequeña hermana que volveré por ella, que voy a luchar por ella y que quiero que salgamos adelante juntas pero la puedo dañar mucho.

Así que solo le escribí una carta, que la dejé bajo su almohada.

Querida Amelia:

Seguramente cuando estés leyendo esto ya no estaré contigo y estarás sintiéndote muy triste pero déjame decirte que volveré. Volveré por ti pequeña. Compórtate bien con la familia, ayuda a la abuela, cuida a Sam y se una niña feliz.
Por ahora no te diré donde me estaré hospedando pero, quiero que sepas que estaré muy bien. Te quiero.

Cuídate mucho.

Tu hermana, Luce.

--

¿Saben lo lo es la libertad?
¿Saben lo que realmente se siente?

Antes vivía en una pequeña --Pero demasiado pequeña-- ciudad. Donde hay unas pocas casas y cada persona vive su vida. Ahora estoy deambulando por las calles de unas de las ciudades más famosas de Estados Unidos.

Quien lo diría ¡Nueva York!

Mientras voy caminando y admirando todo a mi alrededor, contemplo que estoy llegando a Central Park.

En la entrada se nota lo relajante que debe ser aquí. Aunque solo llevo unas tantas horas perdida en Nueva York y estoy agotada de tanta gente, autos y la horrible contaminación acústica de la ciudad.

Llevo unos treinta minutos caminando y oh por dios, ¡que hambre!

Me acerqué a un desconocido y le pregunté donde podría encontrar un restaurante de comida rápida que por suerte no queda muy lejos.

Al llegar, hago una pequeña fila para llegar a la caja. Ya e unos momentos ya era mi turno.

--Hola, bienvenida a Green Zone ¿Que desea pedir?-- Un chico de mi altura de ojos pardos y cabello negro me habló mirándome fijamente a los ojos, con una enorme sonrisa.

-Eh... Hola. Quiero solo una hamburguesa, por favor-- Tenía ganas de comerme el gigante menú que tenían para el día de hoy pero, el dinero que tenia debía guardarlo para tener un lugar donde hospedarme.

--¿Algo más?

--No, gracias --Sonreí

--Bien, puedes buscar tu mesa y ya vamos con tu pedido-- Me respondió el chico.

Esperé mi hamburguesa muy ansiosa, prácticamente mi estomago decía grr.

--Hamburgesa, mesa número 49--

--Gracias-- Le respondí al mesero mientras ponía esa gran hamburguesa frente a mi. La saliva se me caía admirando lo deliciosa que debe estar.

Mientras comía a grandes mordiscos, me di cuenta de que el chico de ojos pardos no me quitaba la vista de encima.

¿Será por mi manera de comer?
¿Tengo algo en la cara?
¿Que le pasa al tipo?

--Hola, lamento interrumpir-- Se me acercó una mujer de unos treinta años. Me decía que era el horario de almuerzo del restaurante.

--Si gusta puede quedarse, pero cuando termine porfav...

--Por supuesto, no se preocupen en una minutos me retiro-- La interrumpí.

--Gracias-- Me dedico una sincera sonrisa.

Al terminar mi hamburguesa, realizo el pago al chico de ojos pardos y rompo el silencio mientras el me pasa la boleta.

--¿Sabes donde hay un hotel por aquí? de preferencia que sea económico.

--Económico no sé. Pero conozco bastantes hoteles por aquí-- Respondió.

--Como sea

--The palms, se encuentra a unos pocos metros de aquí. Vission Resort, cerca de Central Park, Dream Connet, o algo así se llama, se encuentra más lejos y...

--Esta bien.

--Lo siento no recuerdo los otros-- Responde el chico apretando los labios.

-Muchas gracias, enserio. Adiós ten un buen día. --Me despedí y me fui del local.

--


Me encuentro en dirección a la habitación 37 del hotel Visión Resort.  Para ser sincera no me convence para nada estar aquí. En los pasillos huele a tabaco, hay mucha falta de iluminación, las paredes están desgastadas y el suelo está hecho un asco. Afortunadamente era el hotel más económico de Nueva York.

Cuando llegué a la puerta de la habitación 37, di un suspiro y entré girando con fuerza la llave.

En la entrada había un perchero y a su lado unas plantas secas. A medida que iba avanzando se encuentra el sofá con una pequeña mesa y un televisor.

Dejé mis maletas en el sofá para conocer la cocina, el comedor, el baño y el lugar donde iba a dormir.

La habitacion no es tan mala como los pasillos del hotel.

Durante las siguientes horas me dedique a guardar mi ropa y preparé comida para la cena.

Me senté con el plato entre mis manos. Estaba navegando profundamente entre mis pensamientos pensando que será de mi.

¿Que sigue ahora?

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Nota de la Autora:

Holaa, como ven hoy publiqué un nuevo capítulo de Por debajo del agua y desde ahora comenzaré a actualizar más rápido.
Gracias a todas mis amigas por apoyarme y leer esta novela y a David también <3

Adiooos!

POR DEBAJO DEL AGUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora