.୭༷ EPÍLOGO

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Ha pasado un tiempo desde que venía a su mente la vida que llevaba antes de que TaeHyun formara parte de él. Quizás porque estaba tranquilo; nada apresurado; cruzando por postes de luz; caminando entre personas, árboles y autos.

Un instante de silencio sordo donde prestaba atención al aire, las hojas y al ruido de la ciudad del que ya estaba acostumbrado. No chocaba, tampoco se preocupaba; era como cualquier otra persona desconocida a la que no le prestas atención, ese era BeomGyu ahora.

Muy diferente al BeomGyu de hace ocho años, lo sabía muy bien. Dónde, seguramente, podría estar a esa misma hora disminuido a un costado de la vereda, preocupado por tropezar, de pasarse un rojo o incluso perderse. Semejante a una sombra desplazándose solitaria por el piso, ese seguiría siendo él en Gangnam; si no se hubiese enamorado como lo hizo.

Ahora resplandecía en su rostro una sonrisa tan sincera y alegre, y con solo mirarlo sería capaz de contagiar a cualquiera. Busan ya había dejado de ser vacío y oscuro como el primer día que llegó; aún conseguía evocar el terror y, existía la vergüenza que le producía salir a dar un paseo palmeando ese palo por el suelo. Aunque ahora está más familiarizado y es feliz de no utilizar el bastón que tanto le acomplejaba.

Seguía trabajando en aceptar sus limitaciones, pues si bien sabía que existían, no era sencillo el adaptarse a ellas con el gigante ego que posee. Él parecía ser lo más cercano a un juez de sí mismo que los demás. Sin embargo, TaeHyun, que siempre sabía lo que necesitaba; planteó una medida que no lo incomodara, un amigo que no solo lo ayudaba, sino que también cumplía un importante deber al guiarlo por la ciudad y darle compañía.

El Alfa no sabía que le faltaba un pedazo de su cuerpo hasta que Hin llegó a sus brazos; definitivamente, BeomGyu estaba perdido por ese perro –y también por la mente brillante que lo adoptó–.

Mientras el bastón solo le aplastaba el orgullo, Hin era su segunda gran devoción.

Por eso recibió el nombre del color de la tierna nieve, su pareja amaba demasiado los copos y las calles rociadas de frío. Hin le recordaba a TaeHyun. Es maravilloso siempre tener cerca un recordatorio de su persona amada.

A veces, deseaba viajar a su ciudad natal; luego, caminar por el hospital y presentarle a su perro el sereno banco en donde todo empezó. El instante en qué, verdaderamente, comenzó a vivir.

Suspirando siguió agarrando el arnés de su mascota ayudante. — Mi firma ya finalizó, ¿deberíamos viajar? ¿Tú qué dices, Hin? — pregunta repleto de paz, y aunque no recibe ninguna respuesta en particular, se siente escuchado.

A ese punto, empezaba a darse cuenta de lo ajetreado que estuvieron sus últimos años. Había sacado unos libros exitosos y sus firmas de autógrafos se hallaban repletas de filas extensas. Nunca lo creyó, pero, profesionalmente, es realizado.

De la nada, pese a que vestía un grueso abrigo, experimentó frío por todos lados. — Te extraño — añorante pensó en voz alta mientras acariciaba su anillo con el dedo anular, refiriéndose a su pareja.

A sabiendas de que todavía es temprano para encontrar a TaeHyun en casa; se apresuró, ya teniendo suficiente de la ciudad.

Por el camino se detuvo un par de veces, algunas por culpa de los semáforos y otras para comprar los bocadillos y bebida favorita de su pareja en una tienda cercana a su hogar.

En el momento en donde por fin empujaba la puerta de su casa, dejó la bolsa de compras en el piso y, extrañado, soltó la correa de Hin, pues este estaba muy contento de entrar. Solo una vez cerró detrás de él e, inesperadamente, detectó el aroma de su pareja, el mismo siendo demasiado fuerte.

The Colors of my World « BeomHyun┇TaeGyu »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora