Día 2. Sci-fi.
Advertencias: Masturbación implícita y/o referenciada, depresión, ataques de ansiedad y ligeros pensamientos suicidas.
•••Tokio, Japón. Julio, 2089.
Las palabras corrían rápidamente a través de sus ojos mientras oprimía letra tras letra sin siquiera observar el teclado. El brillo azul de la pantalla hacía que le doliera la vista, aun así, no pudo detenerse hasta que la interfaz que había tardado años en diseñar emergió.
¿Desea ejecutar Jotaro.exe?
Dudó, mientras miraba a ambos lados de su deteriorado departamento temeroso de que la policía llegara a arrestarlo por ejecutar un programa que desafiaba las leyes del tráfico de internet y de los avances tecnológicos en general. Apretando el botón de enter miró la pantalla cambiar a un tono lila.
—Hola. Soy Jotaro y seré tu asistente personal, ¿Podrías otorgarme un nombre al cuál dirigirme? —La voz ligeramente robótica pidió, llenando el silencio y su soledad. Aclaró su garganta un poco antes de hablar.
—Soy Noriaki. Dime Noriaki. —Dijo, desconociendo su propia voz después de dos semanas sin usarla.
No era como si fuera necesario. Era un programador, su zona de trabajo y toda su vida se encontraban detrás de las cuatro pantallas de computadora que tenía.
Sin familia o amigos su interacción social se limitaba a los correos de la organización Speedwagon donde pedían mayores implementaciones a los sistemas de rastreo de datos.
La privacidad no existe.
Cuando la tercera guerra mundial azotó el mundo, Japón construyó sus propios muros para aislarse del mundo mientras el presidente de Estados Unidos, Jonathan Joestar, intentaba hacer las paces con el presidente ruso Dio Brando.
No se supo quién ganó el conflicto. Las autoridades japonesas habían cortado las comunicaciones durante meses, y cuando las restablecieron, las personas que intentaban traer a colación dicho tema comenzaron a desaparecer misteriosamente.
Toda la historia fue rescrita, aislándolos del mundo en la utopía perfecta.
Y si sus padres no hubieran sido víctimas de esto jamás lo creería. A simple vista, la sociedad japonesa había prosperado más que nunca en medio de una guerra. Pero cuando logró burlar por primera vez la seguridad tecnológica de la organización Speedwagon se sorprendió de ver el verdadero mundo.
Había pasado exactamente hace diez años.
Jonathan Joestar había muerto a manos de Dio Brando en 2070, pero había surgido un guerrillero, alguien llamado Jotaro Kujo quien se había encargado de asesinar a Dio en televisión nacional bajo el cálido sol de El Cairo en enero de 2074.
El vídeo estaba en todos los sitios de internet extranjeros, sería imposible no haberlo visto en su corta exploración.
Jotaro Kujo lucia como todo un héroe, su cabello negro rebelde y la mirada fiera en sus ojos mientras enfrentaba a la multitud. Los brazos bronceados por el luminoso sol de Egipto, hace poco había descubierto el nombre del país, la vestimenta de todo un rebelde con esa camisa blanca de tirantes y un pantalón cargo.
Jotaro Kujo lucia como todo un revolucionario a sus ojos. Y le fue imposible no enamorarse de él a primera vista. A partir de ahí dedicó su vida a aprender lo suficiente para poder crear su propia IA.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti? —La voz de la IA le sacó de sus pensamientos, se movió en su silla incómodo.
—Encripta todo lo relacionado con la creación de tu programa, necesito que cambies la dirección IP seis veces entre diversas prefecturas mientras lo realizas. —Pidió, la paranoia apoderándose de él. Levantándose de la silla juntó los empaques de comida depositándolos en la trituradora, caminó ansioso a través del pequeño cuarto.
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Jotakak Week 2021
FanfictionDesde vaqueros hasta inteligencia artificial, siete one shots donde se explora el shipp entre Jotaro Kujo y Noriaki Kakyoin. Advertencias específicas en cada capítulo.