Jotakak Week 2021

Borderline

Día 6: Yakuza.
Advertencias: Menciones de violencia leve.
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Tokio, Japón. Noviembre, 2011. 

Tenmei siempre se ha considerado a si mismo alguien... Aburrido en el mejor de los casos.

Vivía en una casa con su madre quién actualmente se encontraba de viaje en Roma, iba a la universidad, mantenía notas promedio y durante los fines de semana trabajaba en la sede de la fundación Speedwagon en Japón. Usualmente acostumbraba vestir con ropas demasiado holgadas, al menos eso pensaba, ni siquiera tenía un espejo para mirar como lucía su cuerpo con ellas.

Sabía que las personas a su alrededor lo veían como alguien tímido, probablemente malhumorado y con problemas, pero no podían estar más lejos de la verdad.

Tal vez había sido la falta de una figura paterna, no lo sabe, pero le daba miedo vivir.

Aún con sus 1.78 de altura junto a la ligera musculatura adquirida de ejercicios le asustaba meterse en conflictos, sentía sus dedos temblar a la hora de tratar con cualquier otra persona y usualmente se confundía su miedo con indiferencia o agresividad.

Eso era mejor, le ayudaba a pasar desapercibido en todos los aspectos.

Entonces, cuando caminaba por la noche de regreso a su casa sintió pánico recorrer sus manos porque en la esquina de esa calle se encontraban los miembros de una pandilla Yakuza.

Cuadró sus hombros e intentó acelerar el paso a un ritmo donde no transmitiera el miedo que sentía de ser retado por los delincuentes.

La moda de los delincuentes en Tokio era algo especial, podías reconocer a uno de ellos en cualquier lugar con sus camisas anchas y las camisas de tirantes luciendo los tatuajes ganados a base de asesinatos. O en todo caso con sus elegantes trajes negros que probablemente costaban más que la hipoteca de su casa.

—¡Hey tú! ¡Detente! —Su corazón se detuvo, tres pandilleros se acercaban a él haciendo sonido con el choque de las cadenas en sus pantalones. Se giró para enfrentar a los que le habían llamado, intentando no demostrar el miedo que sentía.

—¿Necesitan algo? —Dijo en voz baja, intentando sonar tan indiferente como fuera posible. Uno de los pandilleros tenía su cabello peinado en un extraño fleco, el otro teñido de blanco y el otro el cabello verde con una curiosa diadema.

Los tres se miraron entre ellos antes de que el del cabello raro tomara la iniciativa.

—Nada, simplemente ven y toma una cerveza con nosotros. —Y habría declinado la invitación del chico de cabellos verdes de no ser porque vio el brillo de su navaja escondida en su pantalón con estoperoles.

Se vio arrastrado al pequeño círculo de pandilleros, aún sin estar seguro porque estaba ahí cuando el del peinado raro le extendió una cerveza en lata.

La tomó en sus manos sin saber qué hacer con ella, haciendo lo que parecía más lógico, abrió la lata y dio un sorbo haciendo todo lo posible para enmascarar el desagrado en su rostro.

—¿Cómo te llamas? Soy Josuke, por cierto. —El del cabello raro se presentó sonriendo ampliamente, no debía confiar en ellos.

—Soy Kakyoin, un gusto. —Pronto descubrió que el de cabellos blancos se llamaba Jean Pierre y el de la diadema era el famoso mangaka Rohan Kishibe.

¿Qué diablos hacia un mangaka en Yakuza?

—¿Trabajas para Speedwagon verdad? —Rohan preguntó después de unos minutos, su voz era calmada mientras soplaba un poco de humo. Tragó saliva, mientras asentía suavemente.