Beijo no pescoço

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Día 3. Carnaval.
Advertencias: Kakyoin Genderbend, Modern AU, Caejose mencionado.
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Rio de Janeiro, Brasil. Febrero, 2017.

—¡Jotaro apúrate! ¡Llegaremos tarde al desfile y no podré ver a las bailarinas! —Joseph gritó al otro lado de la habitación, rodó los ojos mientras terminaba de vestirse con la ridícula camiseta blanca y las bermudas que su hermano le había obligado a usar.

—Dame mi boleto, yo llegaré al Sambódromo después jodido acosador. —Gritó de vuelta, arrepintiéndose por milésima vez de haber seguido a Joseph en un viaje durante sus vacaciones universitarias.

—¿Boleto? ¿Estás jugando cierto? ¡Todos saben que el verdadero carnaval de Brasil se vive en las calles! —Joseph apareció frente a él con una sencilla camisa de tirantes verde y su cabello castaño alborotado. Ese maldito idiota...

—¡Se supone que compraste los boletos hace semanas! —Gritó, enojado ante la idea de soportar una multitud de personas. Joseph le había dicho que tenía entradas para el carnaval cuando había accedido a venir con él.

—Se supone, pero créeme que valdrá la pena. Y si no yo pagaré todas tus colegiaturas durante un semestre. —Idiota, su padre les pagaba a ambos. Sintió la vena en su frente hincharse producto de su enojo, suspiró mientras masajeaba su nariz.

No le quedaba opción más que seguir a Joseph, tampoco es como si fuera a gastar el viaje encerrado en el hotel.

—Más te vale. —Dijo, y metió su pasaporte en el bolsillo.

Horas más tarde se encontraba siendo jalado de la mano por Joseph quien caminaba siguiendo los carros alegóricos con temáticas variadas. Las bailarinas de samba avanzaban al ritmo de los ¿tambores?, alrededor la gente gritaba eufórica mientras cantaba.

—¡Mira a esa chica! ¡Es hermosa! —Había entendido desde unas cuadras atrás que Joseph había quedado prendado de la rubia que bailaba como la atracción principal de ese carro con su bikini de pedrería azul y el extravagante sombrero con plumas blancas en él.

Miró alrededor, intentando no sentirse demasiado asfixiado por la multitud que se amotinaba entre ellos. Entonces se soltó de la mano de Joseph por error y fue llevado entre la alegría del festival. Manteniéndose cerca del espectáculo escuchó a la gente alabar cuando una nueva bailarina apareció.

Una pelirroja con un bikini verde lleno de pedrería que unía ambas piezas a través de pequeños hilos de piedras brillantes remarcando su cintura emergió del centro del vehículo bailando al ritmo de la samba.

La chica mantenía una sonrisa en sus labios pintados de rojo mientras su cabello, igualmente rojo, con un arreglo de plumas y piedras verdes se movía al ritmo, sus ojos extrañamente lilas estaban rodeadas de brillos esmeralda resaltándolos aún más.

Era definitivamente la mujer más hermosa que había visto en sus 19 años de vida.

Los tambores comenzaron a sonar aún más mientras la bailarina movía sus hombros y pecho al ritmo, se sintió perdido ante la vista e inevitablemente comenzó a seguir el ritmo del carnaval.

Aplaudiendo suavemente dejó que una sonrisa aflorara en sus labios mientras alguien le colocaba un collar de coloridas flores y una corona en su cabeza.

Comenzó a imitar poco a poco los movimientos que las personas a su alrededor hacían, tal vez en algún punto también comenzó a dejarse llevar por la euforia en toda su expresión cuando la ¿tercera? Canción estaba por terminar, la bailarina examinó con sus ojos lilas al público antes de encaminarse directo a él para arrastrarlo a bailar.

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