Cyber Sex

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Día 7: Videojuegos.

Advertencias: Uso inadecuado de videojuegos.
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Texas, México. Marzo, 1836.

Sus espuelas tintineaban suavemente mientras caminaba, varios de los pueblerinos le miraban con duda. Un forastero siempre llamaba la atención a dónde fuese, miró atentamente las polvosas calles del pueblo para encontrar la cantina.

Su yegua, Star, estaba resguardada en el establo así que podía darse el lujo de tomar algo y después seguir su viaje.

Sabía que no podía quedarse mucho tiempo en un pueblo, y menos cuando había carteles con su rostro dibujado ofreciendo una recompensa de 1,000 escudos por su cabeza. Casi soltó una risa cuando miró uno de los carteles de cerca.

"Se busca, vivo o muerto Jotaro "El platino" Kujo. Recompensa de 1,000 escudos entregada por Dio Brando."

Al entrar en la cantina nadie prestó demasiada atención, con confianza se encaminó a la barra haciendo resonar aún más sus espuelas de plata.

—¿Qué le sirvo? —El cantinero preguntó limpiando un vaso con un trapo.

—Tequila. —Se limitó a decir, tomó asiento sintiendo sus pistolas golpear sus caderas. El pequeño vaso se colocó frente a él. —Deja aquí la botella.

Sin darle importancia, el cantinero siguió limpiando sus vasos.

Bajando el rostro para ocultarlo con su sombrero se bajó el pañuelo rojo para beber de un trago el tequila sintiéndolo quemar su garganta.

—¿Eres nuevo en el pueblo? —Una voz dulce preguntó a su lado, se giró para encontrar a una de las bailarinas. Una pelirroja con un corsé demasiado ajustado y los labios pintados de un rojo estridente.

—Solo voy de paso. —Contestó, esperando ser lo suficientemente borde para alejarla. Entonces la pelirroja sacó una pistola de debajo de su falda para presionarla contra su frente.

—Bueno, mejor para mí. Esos mil escudos me vendrán de maravilla. —Había sido descuidado, nunca esperó que una mujer fuera quien pondría fin a su vida.

Pero no iba a dejarse ganar tan fácilmente.

Rápidamente le quitó el revolver a la pelirroja levantándose de la silla la sometió contra la barra presionándose contra ella para evitar su movimiento.

—¿No ibas a poner una bala en mi frente dulzura? ¿O acaso olvidaste como disparar? —La pelirroja se restregó en su entrepierna haciendo que su erección creciera más.

—Estoy segura de que puedo arreglar mi error, eres bastante apuesto... —El tono de la pelirroja cambió a uno completamente seductor. Soltando una risa seca le dio la vuelta para romper con sus manos el delicado corsé liberando los grandes pechos.

—Vas a ser mi puta hasta que deje este asqueroso pueblo. Ahora vas a sacar mi polla y más te vale que sepas dar una mamada. —Se separó ligeramente para dejar que la tipa se arrodillara frente a él para sacar su polla de su pantalón de mezclilla.

Cuando se corrió, subió la bragueta del pantalón y salió de la cantina.

Nueva York, EUA. Abril, 2057.

Se retiró el pequeño dispositivo de su cien para salir del juego y regresar a la realidad.

Su solitario y oscuro departamento fue lo primero que vio, miró su pantalón de chándal con restos de semen junto al masturbador automático que tenía.

Jotakak Week 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora