Capítulo 1

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Es increíble pensar, que una decisión puede cambiar tu vida, y la de otros irreversiblemente

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Es increíble pensar, que una decisión puede cambiar tu vida, y la de otros irreversiblemente.

Tal vez mi vida ahora mismo sería diferente, probablemente estaría rodeado de lujos hasta más no poder, pero estancado en un egoísmo familiar, canalizando mi dolor.

Es mejor así. Este es un mejor lugar, es mi hogar. Aquí tengo lo que necesito, comodidad, humildad, cariño, hermandad, y sobre todo un trato maternal que no hubiera tenido si esa mujer se hubiera hecho cargo de mí. Gracias a ella, soy felíz, soy fuerte, aprendí a siempre estar impasible ante cualquier situación de éstas, ya no me afecta. No como cuando tenía diez años.

Me tranquiliza estar en esta habitación, ver por mi ventana hacia los jardines del orfanato, y sentir que esto es lo mejor para mí, sentir que no necesito a ninguna de esas personas, que me dejaron aquí.

El color verde de nuestro patio trasero me llena de vida, ver a los pequeños jugar siendo guiados por Jona y Dan; mis mejores amigos acá, los pequeños de cinco a ocho años saltan, corren y se estrellan contra el pasto y flores del jardín, las sonrisas en sus rostros es un regalo para mí, todos ellos son mis hermanitos, lo siento así porque lo aprendí de mis hermanos mayores, cuando el llegó a este lugar; tuvo apoyo de chicos más grandes, que ahora no se encuentran en el orfanato por cumplir la mayoría de edad, me han dejado solo, por ahora, pronto saldré de acá y nos reuniremos para formar una vida juntos, cómo le prometieron a Cody, Jona y Dan.

Suspira viendo a sus mejores amigos, esos chicos, es inevitable sentir nostalgia al recordar el día que llegaron, envueltos en mantas que la policía local les había brindado, con hambre, sucios y desprolijos, contaron una breve historia indigna de ser escuchada por lo triste que era, pero fué así, esos chicos vivieron en las calles un año entero después que su padre alcohólico decidiera que ya era inútil seguir cuidando de unos gemelos revoltosos si siquiera podía cuidar de él mismo, estoy seguro que ellos le agradecen ahora, están en un mejor lugar con nosotros.

Las sonrisas de Jona y Dan, valen oro, esos chicos pelirrojos pueden alegrar tu día en unos minutos.

Aunque si me molesta un poco que se aprovechen de su gran altura comparada con la mía, para fastidiarme, si muy bien es cierto que son altos, yo no me quedo atrás, solo me ganan unos centímetros.

— ¡Oye, hobbit! — ruedo los ojos al escuchar a uno de los gemelos llamarlo desde abajo— Se que te encanta estar encerrado allá arriba, porque te sientes poderoso, no como acá abajo. Pero baja idiota, tenemos una idea para fastidiar a Voldemort.

Sonrío al escucharlo, me insultaron si, pero ya está acostumbrado y se que es por cariño, pero lo que lo emociona es pensar que puede fastidiar a Kevin.

— ¡Ya bajo, chispita! — coloco mis manos al rededor de mi boca imitando a un megáfono para que me escuche desde abajo. Sus apodos se lo ganaron una noche de fogata, las chispas de fuego que saltaban de la madera siendo quemada nos recordaba al cabello de ellos.

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