Capítulo 1

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Golpes en mi puerta me levantan, trato de ignorarlos y meto bajo la almohada mi cabeza, pero el golpeteo sigue insistente hasta que yo me pare a abrir, así que me rindo ante la insistencia de mi tía.

—Bien, ya estoy despierta, puedes dejar de tocar. Tocando de esa forma también levantaras a los vecinos.

Mi tía me pone cara de pocos amigos y se va mientras me dice.
—No todos son como tú.

Busco mi teléfono para ver la hora y me molesto, habría podido dormir un poco más. Ahora tengo una hora aproximadamente desperdiciada. Debato unos segundos en si me vuelvo a dormir o no. Al final decido comenzar mi aburrida rutina.
Cuando bajo para preparar mi desayuno, me encuentro con mi tía y Ann discutiendo. Los últimos días peleaban más seguido.

—¡Soy tu mamá, me debes respeto! —Mi tía se vió algo alterada. Podría apostar que ese grito si lo escucharon los vecinos.

—Pues que tonta forma de pedir respeto. No estoy haciendo nada que te dañe, lo único que se daña es tu estúpida “moral” pero porque tú así lo quieres. Seamos sinceras, ni si quiera tú te soportas. Incluso Ariadne solo sigue aquí porque esta es su casa. —Y Ann se veía algo frustrada de tener la misma conversación.

Maldita Ann, a mí no me metas, ando en buenos términos con mi tía en estos momentos

—Pido por favor no ser involucrada en este asunto, gracias.

Miro a Ann y le doy una sonrisa falsa, ella solo me ve y se ríe mientras alza ambas manos.

Parece que no dejaran de discutir por hoy, así que solo tomo una manzana y me voy. Tenía tiempo de sobra para irme caminando a la escuela hoy, me pongo los audífonos a todo volumen y comienzo mi recorrido.

Al final me arrepiento de haber caminado. Recuerdos y pensamientos empiezan a azotar mi mente acorde a las tonadas de la canción que suena. Un dolor invade mi pecho y empiezo a respirar más rápido, la desesperación me invade y los ojos se me llenan de lágrimas, cuando la música acaba y hay silencio en lo que empieza otra, escucho como viene un auto por la calle en la que estoy por cruzar, sin pensarlo mucho empiezo a caminar más rápido, cierro los ojos con fuerza y me seco las lágrimas que se lograron escapar, por sobre la música que estaba empezando escucho el claxon del auto y solo espero el impacto. Pero lo que siento es un tirón y el golpe que me llevé al caer a la acera. Bien, maldita sea, ahora me tocara ver el escándalo.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora