Capítulo 3

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Acomodaba mi cuarto cuando mi tía abrió la puerta, me sorprendió no escuchar golpes está vez.

—Hay postre si quieres bajar —Me dio una sonrisa sin separar los labios y se fue.

Estaba de buen humor o al menos intentaba disimularlo.

Cuando estaba llegando a la sala escuché una voz que no conocía, me asomé procurando no me vieran y vi a mi tía de espaldas hablando con dos mujeres, y mi prima que comía plácidamente. Una de ellas, era Ally, no tenía ganas de saludar a nadie, mucho menos a ella, y solo volví a mi cuarto para continuar con lo que había dejado, sin saber que carajos hacía ella ahí.

Cantaba al ritmo de la música cuando la puerta se abrió.

—No tengo hambre tía, hoy no cenaré, gracias —Dije sin verla

—Que decepción, pensé que cenaríamos juntas —Volteé a verla y no le correspondí la sonrisa que me dio.

—¿Por qué estás aquí?

—Mi mamá y tu tía son amigas —Respondió obvia.

—Eso no me interesa, ¿qué haces en mi habitación? —Se paseo por mi cuarto escudriñando cada lugar, luego me volteo a ver con una sonrisa que me irritó un poco.

—Iba a al baño y me perdí —Dijo de forma inocente alzando los hombros.

—Que original

—No trataba de serlo.

Rodé los ojos y le extendí los brazos hacia la puerta, indicándole que se fuera.

—Bien, me iré y no te volveré a molestar, pero creo que hay un punto que aclarar, para que no vivas amargada, porque ajá, soy una buena persona —No dije nada y espere a que hablara—. No sabía que él tenía novia, me mude hace no mucho, me estás culpando por algo de lo que yo no tenía idea.

Espero a que yo dijera algo, pero no lo hice

—Bueno, si algún día quieres hablar, tu tía sabe dónde vivo exactamente —Sin decir más, se fue.

Me dejo ahí, un poco confundida, yo como adivinaría que las cosas eran así. Esa noche no baje a cenar y al final me acosté con hambre.

...

Los pies me dolían, en cada paso que daba mientras corría, podía sentir piedritas y espinas haciéndome pequeñas cortadas en los pies, estaba huyendo de alguien, pero ¿de quién? ¿cómo había llegado a un campo? ¿qué hora era? todo estaba obscuro y corría sin rumbo, empezaba a cansarme, mis músculos quemaban por el esfuerzo, lágrimas salían sin parar, trataba de gritar, pero mis gritos no eran audibles, tenía más miedo con cada segundo que transcurría.

Cerré los ojos y corrí con las últimas fuerzas que me quedaban, segundos después caí al agua, estaba helada. Buscaba la orilla, pero de pronto todo era solo agua. Estaba cansada, flotando en medio de la obscuridad, mis fuerzas se agotaban, no podría salir, era cuestión de tiempo, así que solo me deje hundir. Cuando toqué fondo y me quedé sin esperanzas, seguía aguantando la respiración ¿por qué? ¿no era eso lo que ya quería? que todo terminara...

Pero ahí estaba, aguantando la respiración hasta el último segundo posible, aunque sentía que en cualquier momento la cabeza me explotaría, quería inhalar, mi cuerpo lo pedía, pero tenía miedo, no quería morir así. Traté de impulsarme hacia arriba, pero mis esperanzas se vinieron abajo cuando me di cuenta de que no estaba ni cerca de salir. Este era mi fin, así que entre tanta desesperación por querer respirar una vez más, lo único que hice fue quedarme quieta, esperando ese pequeño momento dónde ya no podría aguantar más la respiración.

Entonces desperté hiperventilando, me senté a como pude en mi cama y las lágrimas empezaron a salir, por inercia me abracé a mí misma haciéndome una bolita cuando sentí los brazos de alguien rodearme.

—Todo está bien, yo estoy contigo —me susurraba Ann mientras apartaba los mechones de cabello de mi cara.

Lo único que hice fue asentir y dejar salir el sentimiento hasta quedarme dormida de nuevo.

Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora