Los miedos de Ruth Esther.

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"Los monstruos más temibles, son los que se esconden en nuestras almas".

Edgar Allan Poe.




Tercera persona.

-Cuidadito con abrir la boca que yo puedo conseguir más dolor para la próxima, cielo.

Papá siempre repetía esas mismas palabras y la chica jamás las tomó como amenazas sino como cumplidos.

Una vez se negó a hacerlo porque su cuerpecito que dolía mucho y ya estaba en un nivel que hasta le dolía caminar, pero entonces papá aumentó el dolor por otro lugar en el que sí le impidió caminar e ir al baño durante días.

Ese tampoco fue la única vez que sucedió con el tiempo, su papá el Dr. Adams unas 2 y 3 veces al mes.

Cada vez que su papá la llamaba cielo, la chica ya sabía que venía después y aunque ya había pasado mucho tiempo desde la primera vez no podía evitar unas cuantas lágrimas que se les escapaban en el acto...

La chica empezó a sentirse triste y muy asquerosa, pero también asustada de todo, no obstante siempre se encargaba de ahorrar fuerzas para cuando su hermano llegara de el trabajo.

Mamá ni se inmutaba mucho ya que después del trabajo, siempre se encontraba estresada y en ocasiones llorando y ella no quería ocasionarle más dolor que el que ella cargaba. Así que se prometía llevar su suciedad hasta la tumba.

Una que otras veces ella escuchaba a su cliente, el señor Adams quejarse de que la chica era muy mala en el acto, así que papá le ordenaba a causarme más dolor y de vez en cuando tenía que tapar sus moretones con corrector antes de que su hermano llegara de las prácticas o partidos.

Un día, se tomó una sorpresa al ver que su papá trajo a un chico de unos 4 o 5 años más grande que su hermano y que era muy parecido a ambos.

No es como que lo detallara mucho, ya que todos sabemos que ese chico no venía a darle la bendición.

La chica ya había creado un patrón de negarse a ver la cara de sus matones.

Sí, ella los llamaba matones, porque cada vez que la tocaban ella sentía que ellos mataban una parte de ella.



Su hermano que no era idiota, él ya sospechaba que ocurría algo, muchas veces cuando llegaba a casa la encontraba en esquinas llorando y se negaba a dormir sola.

Ella se quejaba de dolores en los brazos y pies y aveces le dolía la entrepierna y le incomodaba caminar, aunque él era su hermano y la amaba, para él era incómodo hablar de esos temas.

Investigó una par de veces y también lo consultó con la abuela Grace y ambos le dijeron lo mismo: que seguro era por las prácticas de flexibilidad en el ballet. El chico no le creía del todo así que un día no resistió más y también le preguntó a su hermana pero terminó por creerlo cuando ella lo confirmó.

Luego como cada vez que la veía en esa situación le imploraba parar con dicho entrenamiento, ella se negaba y aunque él era quien le pagaba las lecciones jamas se negó a pararlo. Él sabia que ella era feliz con ello y jamás haría algo para herirla.




************




Un noche, mamá obligó a la chica a quedarse en cuarto de su hermano mientras hablaba con su papá en la sala.

El chico después del trabajo pasaba horas en el computador haciendo las tareas ya que en día obviamente no podía y ese día no fue la excepción. Ruth se encontraba sentada en el mueble leyendo un libro mientras él estaba sentado frente al computador.

Desde la sala se escuchaban gritos fuertes de mamá y papá y alguien más.

-¡ERES UNA BESTIA, ¿CÓMO PUDISTE HACER ESTO?! ¡¿CÓMO!? -Mamá gritaba y repetía.

Papá gritaba otra vez y aunque ella se esforzaba por ignorarlos no podía concentrarse en leer. La chica tenía miedo, mucho miedo de que mamá se enterara de lo que papá permitía que le hacían y que su hermano la dejara de amar y cuidar y que no le permitiera dormir con él por ser tan sucia y asquerosa.

Su hermano la hacia sentir segura por eso se negaba a dormir sin él, puesto a que ella sabia que si él no estaba cosas malas y dolorosas pasaban.

De la discusión ella reconoció una voz que estaba segura jamás olvidaría.

El chico que se parecía a Marcos y que también le hacía cosas también dolorosas y sucias estaba en la sala junto a sus padres.

La chica empezó a sudar frío, toda nerviosa y orando a que su mamá y su hermano jamás supieran lo que ellos le hacían.

Sus pies sonaban en la madera mientras ella los chocaba una y otra vez a causa del nerviosismo. Su hermano que también trataba de ignorar lo que sucedía en el pasillo no pudo ignorar la extraña actitud de su hermana que estaba detrás chocando los pies del piso y estrujandose las manos.

El chico se voltea pero su hermana está absorta en sus pensamientos y sus miedos. Luego de verla y tratar de analizar el porqué del comportamiento de su hermana y fallar en el intento, preguntó:

-¿Qué va mal, cielo? -preguntó su hermano.

<<Cielo>>
<<Cielo>>
<<Cielo>>
<<Cielo>>



El chico no podía entender que iba mal con su hermana, ella solo lloraba y lloraba, fuerte. Más de una vez intentó acercarse y abrazarla pero ella se negaba a que él la tocara.

Si el chico supiera lo que sucede en la cabeza de su hermana seguro también se hecha a llorar. Él no podía comprender todo el miedo y el pavor que su hermano se acercara y oliera la suciedad que ella se cargaba encima.

Ella podría permitir que todo el mundo la deseche e incluso la odie, todo el mundo excepto él.

Pero si también la chica supiera lo mucho que le duele ver a su hermana así y no poder hacer nada. Porque él siquiera conoce el problema ¿cómo podría ayudarla?

Y ahora cuando intentó preguntarle la chica sólo se rompió en llantos así que para él esto es una ecuación algebraica.

Little Heaven.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora