Capitulo 1

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Pues todo empezó en el tercer trimestre, acabando cuarto de la ESO en mí instituto de siempre, el del pueblo. Mi instituto es pequeño comparado con otros, es viejo y ni las persianas sucias y medio rotas se sujetan solas, tenemos una llave o un trozo de madera con el que sujetar la tira y falcarla. Tiene un edificio base de dos plantas y dos barracones en los que damos lengua y el idioma secundario. Al verlo es un poco demigrante y triste, incluso puede llegar a influir miedo por lo posible tenebroso que sea pero yo he estado muy agusto siempre ahí y nunca he tenido ningún problema. Bueno, aparte de los normales, como burlas hacia a mi u otras tonterías varias, pero el tiempo me ha enseñado que lo mejor es pasar de ello y no darle la menor importancia.

Asta ahí todo iba normal, como es lógico al acabar la ESO se hace un gran viaje de fin de curso, nosotros nos fuimos a Roma unos cinco días. Y fue allí, en Roma, cuando mi vida empezó a cambiar.
Ya llevábamos dos de los cinco días en aquella preciosa ciudad. Habíamos visitado Pizza, y todos se hicieron la típica foto como aguantando aquella torre doblada, como que tu eras el que hacia que no se cayera, yo, obviamente no me la hice, sinceramente me parece una foto ridícula. También habíamos ido a ver la Capilla Sixtina y hoy íbamos al Coliseo Romano y luego nos darían tiempo libre para ir por donde quisiéramos de Roma.

Yo tenía previsto ir sola, ya que mi única amiga que valía la pena de mi clase se habia quedado en casa por cuestiones económicas, ella se llamaba Anna. Era pelirroja con el pelo muy rizado y llena de pecas, era muy guapa y por lo tanto tenia miles de pretendientes pero ella no era nada creída, era una chica sencilla de familia pobre con grandes sueños de llegar a ser cantante o diseñadora de moda, y la verdad es que no lo hacia nada mal. Tiene muy buen gusto con la ropa y ella misma se había rediseñado varios modelos de ropa, era una chica excelente.

Mientras yo iba siguiendo la visita por el Coliseo, Leo se acerco a mi y susurrando me hablo:

- Eh Adele, que tal? Te esta gustado el viaje?

- Si.

- Joder, que sosa estás. Bueno me alegro, el caso es que te iba a decir, tu amiga Anna, verdad?

- Si, que pasa?

- Ella no ha venido, entonces había pensado que si ibas a ir tu sola luego en la visita libre, podría ir contigo.

- Señorita Andreu, señorito Collins, no les interesa la visita? Se pueden volver al hotel cuando quieran.

- Perdón profesor, a sido culpa mía, le he hablado yo.

- Pues cállese Collins.

Leo asintió con la cabeza y la visita siguió. Leo era de padre inglés y madre española. Era un chico con el pelo negro como el carbón y los ojos verdes, alto y bastante esbelto. Era uno de los chicos más populares que había en mi instituto y yo no estaba muy segura de si su propuesta de acompañarme durante la visita era una burla para luego plantarme en la cara delante de todos o si se había fumado algo antes de entrar, decidí seguir seca y decirle no.

- Y bien? Vines conmigo?

- Mira Leo déjate de tonterías y olvídate que existo de nuevo.

- Será tonta, que voy enserio. Quiero pasar un rato con una persona que piense por si misma y que no este continuamente mirando si sus zapatos se han manchado. Mira yo estaré en la puerta del hotel a las 5.30 de la tarde, si quieres venirte ahí estaré, si no, iré solo.

- Señorito Collins!

- Que si que ya me callo.

Entonces, Leo cojio y se fue con su grupo en el que al llegar se pusieron a cuchichear, seguramente de lo que había pasado conmigo. La verdad es que me quede de piedra, no me podía creer lo que estaba pasando, no me cabía en la cabeza la opción de que Leo Collins quisiera pasar la tarde conmigo, si es la primera vez en cuatro años que me habla.
No pude concentrarme en la visita y no me entere de nada, solo podía pensar en que burla enrevesada se les habría ocurrido está vez para amargarme el viaje y dejarme en evidencia.

A las 2 acabamos la visita y a las 2.30 ya estábamos en el hotel comiendo. No pude evitar mirar a Leo, pero es que él, también me miraba a mi. Estaba confundida, no entendía que pretendía conmigo.
Acabamos de comer, nada mas llegue a mi habitación me tire en la cama y pensé y pensé en que hacer, asta que llegaron las 5.15 y se me echaba el tiempo encima, tenia que decidirme ya, tenia que elegir qué hacer.

Yo ya estaba vestida, con mi mapa de donde quería ir y preparada para salir, en la que me asome por la venta y vi a Leo en la puerta con sus compañeros, vi que hablaban y al rato todos se fueron riendo y Leo se quedó solo en la puerta.
Al ver eso pensé que a lo mejor si iba enserio y que por alguna razón extraordinaria que desconozco, quería venir conmigo.
Bajé y allí estaba el, llevaba una camiseta a cuadros verde, azul y negro y vaqueros, estaba muy guapo cabe recalcar. Al verme bajar sonrió.

- Y bien señorita simpática, me concederá el honor de dejarme ir con usted?

- Supongo que sí, pero dime una cosa, porque?

- Por que, el que?

- Si, cual es la explicación lógica de que no hayamos hablado en cuatro años y ahora quieras venir conmigo?

- Vamos andando y te explico. Mira, yo quiero mucho a mis amigos y amigas, son lo mejor, pero a veces es demasiado. Siempre estan criticando, hablando de tonterías o queriendo fumar o beber algo, y eso está bien, pero en cierta medida. Por lo tanto me apetecía dar una vuelta y centrarme y relajarme de verdad y poder hablar con una persona de esta ciudad tan preciosa, aun no había tenido el placer de pasar un rato contigo y estabas sola así que me ha parecido un buen plan.

- Interesante, pues adelante. Tengo marcados en el mapa unos...

- Perdón, tus has estado alguna vez en Roma?

- No por?

- Pues deja el mapa, hoy te guiare yo.
- Pero es que en el mapa...

- Cállate y confía en mi.

Leo cojio mi mapa y lo rompió, luego me agarro de la mano y me arrastro unos metros, ya que yo me negaba a ir a ningún sitio sin mí mapa pero acabo persuadiéndome, dijo que solo una persona que conoce tan bien Rona como él podría llevarme a los sitios que íbamos a ver y qué nunca un mapa me enseñaría nada de lo que estaba apunto de aprender.

La vida de una chica cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora