Capitulo IV.

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— Solo quiero que regreses a cantar para mi. Te veré en dos días mi hermosa Angélica.

        Y aún qué solo fue fugas, Nuray sentía que su corazón quería salirse de su pecho y un consuelo envolvió su alma. Caminó por el pasillo y aún sentía el trayecto largo, el Harem no debía estar muy lejos.

Dentro de un tiempo, ella estaría en la cama de un hombre. Su estomago se hundió y se apoyo en la pared, volvió a recordar la sensación de estar en los brazos de Erick, cálido, ameno y con olor Almizcle y vino nada exagerado. Siguió caminando, pero en el trayecto, una fuerte mirada la sintió sobre ella. Miro a su alrededor, pero seguía sin ver nada. Se estremeció al escuchar los truenos.

¿Estaba lloviendo?.

Bueno no importa, continúo caminando. Pero terminó por sentir un gran olor a vino y se sintió abrumada al chocar contra algo o... contra alguien.

— ...Oye. — Unos ojos azules chocaron con los iris de Nuray, un cabello fuego llamativo se sintió en la punta de su nariz, Ho dios, es el príncipe Selim, tiene que salir de aquí pero ya.

La miro desorbitado, ¿Estaba cuerdo?, olfatea, no definitivamente no, olía muchísimo a alcohol. Se callo casi por un instante Nuray no consigue atraparlo.

— Hooo a ti te estaba buscando.

¿Qué querría ahora conmigo?.

Lo miro fríamente. Cómo se nota que maneja sus responsabilidades.

Apuesto a que la sultana Nurbanu lo hace mejor que tú.

—¿Eres real? — tomo su rostro entre sus manos y se reincorporó, Nuray no tuvo tiempo de reaccionar — Hooo eres un cuento de hadas.

Si voz se escuchaba... como cuando hablas estando borracho.

— ¿Gracias? — Frunció el ceño al oler la peste alcohólica y se aparto.

Sin embargo la fuerte mano tomó la cintura de Nuray hasta juntar su cuerpo con el suyo sin dejar un solo centímetro incomodando a Nuray. La lúgubre llama de las antorchas daba un ambiente difícil para ambos, aún si Selim estuviera en sus cinco sentidos, el tendría su corazón en un sentimiento que él mismo se generaría a reconocer. Nuray era como ave abatiendo sus alas intentando escapar de las manos de Selim.

— Su alteza ya déjeme... usted no esta bien — Mascullo Nuray, esto la abruma y le disgusta por la cercanía que no podía considerarse decente.

Su paciencia se fue al demonio cuando sintió como sus manos tocaron ciertas partes en sus piernas y su aliento en su cuello, su estomago se hundió pero de la misma forma en que lo hizo por Erick sintió la sangre en su garganta. Un empujón tan fuerte como el coraje que sentia corriendo por sus venas que el pelirojo se golpeó con la pared del pasillo, cayó al suelo y Nuray se llevó por un corto instante sus mano la boca.

La cara de Nuray estaba blanca, más que por el hecho de lo sucedido se preguntaba qué haría. La actitud de borrachera de este hombre era un descaro para ella, no, más bien sus acciones lo eran.

Selim seguía ahí tirado, se mordió las uñas y rasco su cabello de aquí a acá, ¿Qué iba hacer con él?, una mujer orgullosa como ella o cualquier otra mujer dejaría botado al hombre que se atrevió a sobrepasarse con ella en el suelo, quizá las mujeres del harem no piensen lo mismo. Se tranquilizó, entonces con un estupido remordimiento y calma en su rostro, volteó ligeramente para irse, quizá no lo recuerde, está muy borracho.

Un jadeo de tristeza y lloriqueo salió de la garganta de Selim, y llegó a los oídos de Nuray haciendo que se detuviera. Respiro hondo mientras escuchaba a Selim en silencio, la expresión se ligero un poco, pero solo un poco.

𝐄𝐥 𝐅𝐀𝐍𝐓𝐀𝐒𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐍𝐈𝐒𝐀║sɪɢʟᴏ ᴍᴀɢɴɪғɪᴄᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora