27.

812 59 42
                                    

Ganamos el juicio.

La policía había investigado a fondo la escena del crimen y en efecto, la pistola llevaba las huellas de tía Mel. Los cómplices de Pat fueron condenados a más de 20 años de prisión y además le sumaron otros cargos por conspiración y tráfico de drogas, así que lo más probable era que no los volviese a ver. Manny fue absuelto de su supuesto delito, sería compensado con una indemnización y se veía realmente feliz.

-Me pagaran por cada día que estuve ahí encerrado- me dijo Manny con una sonrisa mientras le retiraban las esposas-. 8 años son...

-2920 días- le respondió Sam que una vez el juez se fue, se pudo acercar a mí.

-Sí que eres un genio- mi primo se soltó y se acercó a mí. En eso Sam tomó mi brazo pero yo volteé a verlo y asentí con mi cabeza dándole a entender que estaba bien, que Manny podía abrazarme.

No podía ni imaginarme cómo la había pasado solo y sin contacto alguno en todo este tiempo.

-Prometo desaparecer de tu vida- me dijo de repente y yo me separé de él extrañada.

-Pero qué dices- vacilé-. Lo logramos, vencimos a Pat.

-Katrina- Manny tomó mis hombros e incluso los oficiales que lo acompañaban se alarmaron, pero a ellos también les hice la misma seña que a Sam-. Todo acabó y yo... No tengo mucho que hacer por aquí, ¿sabes?

-Manny, ¡tú escribes!- ahora yo tomé sus hombros con ambas manos-. Puedes pagarte una universidad o quizá comprar un departamento y...

-Y trabajar para mí- me interrumpió una voz que reconocí al instante y al voltear se me llenaron los ojos de lágrimas-. Quisiera platicar contigo, Manny, pero primero deberías recoger tus cosas.

-Sí, señor- respondió él y se fue escoltado por los oficiales de siempre.

-Yo... Iré a...

-Tú te quedas aquí- Bea apareció al lado de Sam y tomó su mano.

Tanto mi hermana como papá no dejaban de mirarme fijamente a los ojos y yo no sabía qué hacer, quería esconderme pues creía que en cualquier momento empezarían a gritarme o algo, pero en cuestión de segundos ambos me abrazaron y sentí mi corazón derretirse ahí mismo de tanto amor.

-No tengo palabras para agradecerte lo que has hecho por nosotros- empezó a decirme papá-. Todos estos años, en un país extraño y con tantas responsabilidades, tú sola...

-No estuve sola, papá- me limpié las mejillas que estaban empapadas de lágrimas-. Nunca estuve sola.

-Nos protegiste y yo creí que... Creí que simplemente te habías ido porque no nos querías- Bea me empezó a pegar en los brazos-. Me dejaste y yo recién había tenido a tu sobrina, a tu ahijada, y te odie tanto... Tanto... Tanto.

Ella me siguió pegando y luego solo me abrazó. Yo la abracé de vuelta y ambas lloramos mucho durante unos minutos, hasta que nos solicitaron que salgamos de la sala ya que empezaría otro juicio. Ahí afuera en el lobby de la corte, Bea empezó a golpear ahora a Sam, pero este la tomo de las muñecas.

-¿Yo que hice?- le preguntó él.

-Ocultarme que ella estaba aquí.

-Pero tú lo sabías, la viste en la clínica.

-¿La viste en la clínica?- inquirió papá y Bea encogió los hombros.

-Lo siento, es que estaba discutiendo con Ben y estaba tan molesta, además no tenía idea del por qué se había ido.

VolverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora