16.

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-Tu mamá va a matarme- escuché a Sam y al voltear, fue como si un coro de ángeles cantara a mi costado.

Sin la barba opacando la simetría de su rostro, lo sentía más real, más él. No pude escuchar nada, sino tan solo ver cómo le reprimía a Leah que seguía cortando su cabello sin medida, hasta que Charlie le quitó las tijeras y exclamo un "basta".

Ahí caí en cuenta de lo que realmente pasaba y dejé de babear.

-Es que yo también lo quiero así- Leah señaló a Maia.

-¿Por qué?- Maia se bajó de la silla en la que estaba y la miró de frente.

-Porque quiero dártelo. Porque... Eres mi amiga y yo no tengo amigas.

-Ya sabemos por qué- Sam estaba furioso-. Estás loca.

-Oye, tranquilo- le dije yo y en eso, Maia abrazó a Leah y tanto Charlie como Lizzie soltaron un "awww".

-Si quieren mi opinión, aún puedo arreglárselo y aprovechen porque la siguiente será 100 dólares por cabeza- intervino Charlie y yo asentí.

-¿No me quedaré calva?- inquirió Leah.

-No- respondió Charlie-. Aunque con esos mechones que te arrebataste, quizás pueda hacer algo.

Y le arregló el cabello dejándoselo sumamente corto, casi como el mío en mi fiesta de graduación años atrás, y lucía hermosa, pero Sam botaba humo por los oídos.

Hasta había salido del salón de belleza y Lizzie tuvo que ir tras él, pero al rato él volvió y solo.

-¿Qué paso con Lizzie?- le pregunté.

-Discutimos. Se fue a casa.

-¿Qué? Pero... Oye, ¿Cuál es tu problema?

-Que me la dejaron a cargo y ahora la voy a devolver con un par de kilos menos... Bea me va a comer vivo. ¿Cómo se supone que le explique todo esto?

-Le podrías decir la verdad.

-¿Después de lo que me dijiste ayer? No lo creo, Katrina.

-Ya, entonces iré yo y se la diré.

-No- él me miró a los ojos-. Ellos se irán en un par de días, solo le diré que la niña quería que la lleve a la peluquería y que a la peluquera se le fue de las manos el corte, y listo.

-¿Y por eso has estado tan molesto todo este tiempo?- crucé los brazos-. ¿Por eso es que se fue Lizzie?

-No. Pero no es asunto tuyo.

-Bueno, tienes razón- encogí los hombros y estaba por volver con Charlie, Mike y las niñas, pero Sam tomó mi brazo-. Me salí de control y le grite.

-Sam...

-Es que a veces no entiende que quiero estar solo y que no me gusta que me vean o me hablen o me toquen.

-¿Y se lo has dicho antes? Digo, sin estar enfadado o prendido como un fosforo.

-No estoy prendido... Aún.

Sam estalló en risas y yo le golpeé el brazo.

-Eres un asco.

-Tú y tus frases de doble sentido- él soltó un suspiro-. ¿Flores o rosas?

-Un "disculpas". Y uno de corazón- toqué su pecho y entonces, levanté la cabeza.

-¿Sí o no que me veo mejor así?

-Si- sonreí y él hizo lo mismo.

Pero entonces, Charlie hizo un ruido con su garganta.

-Estuve hablando con Maia y... Michael, ¿verdad?

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