La búsqueda de respuestas
parte 122:47
Tan pronto como Lorent del grupo B dió la señal, los del A y C comenzamos a bajar las escaleras cautelosos, había comenzado oficialmente la búsqueda de respuestas.
— Med —— Que, ¿que pasa? — dije mientras me acomodaba las botas
— Si no vuelvo, dile a Sasha que siempre la amaré —
— ¡Basta Carlsen! No digas tonterías estaremos bien, hay que confiar ¿si? — Puse mi mano en su hombro
Es increíble como una situación de pánico cambia la mente humana a su merced, eso me hace pensar en que cada ser humano reacciona a su manera pero no siempre su reacción es correcta. En fin, tenía que controlarme o si no ¿cómo podía controlar a los demás? Era un completo desastre con el manojo de los nervios.
— ¡Winsduard! ¡Brown! No se queden allí, tenemos cosas que hacer!—
— Nadie nos garantiza que eso pase Med, cuídate. — Ojos claros se retiró de la escena con ese último comentario que me hizo darme cuenta lo jodidos que estábamos.
...
— Chicos entre nosotros, ¿piensan que es mejor ir a la cocina? — Olivia nos lanzó su típica mirada, aquella mirada que significaba que estaba maquinando algo en aquel cerebrito.
— ¿Para que quieres ir a la cocina? — Antón respondió mientras miraba el techo
— Para buscar cuchillos y cosas para defendernos ¿no creen? —
— ¡No pasará nada mientras estamos juntos! —
— Es prevención iluso —
No podíamos seguir dividiéndonos o si no, no iba a funcionar nuestro plan.
— ¡Chicos! ¿Es- es en serio? ¿No podemos simplemente ponernos de acuerdo para una sola cosa? Lleven la fiesta en paz —
— Es mejor prevenir que lamentar —
— Esto lo haremos por democracia — Estaba harta eso fue lo que sugerí de una vez por todas.
Antón me miró de manera singular — ¿De que hablas? —
— El que esté de acuerdo en ir a la cocina levante la mano —
Olivia, Maddie y yo levantamos la mano
— Es un anime, iremos a la cocina—
— ¿Saben? Hay prioridades — Antón enojado tomó su chaqueta y fue el que nos guio hasta la cocina con la linterna de su celular.
Nos perdimos un poco pero conseguimos llegar a la cocina donde sorpresivamente encontramos a alguien entre botellas y almohadas situado en el piso.
— ¡MIERDA! ¡MAURO! —
Apresuradamente fuimos a ver si estaba bien, al principio pensábamos que estaba muerto pero había pulso.
— Dios, ¡está inconciente! ¡Tenemos que llevarlo arriba! —
Sugirió Maddie— Bebió demasiado —
— Y ¿si el asesino está arriba? —
—¿Quién nos asegura esa idea?—
— Nos hubiesen dicho algo ya, la señal es gritar. Es la única forma de saber — Aclaré mientras sostenía la cabeza de Mauro
— Ahora, ayúdenme con este cuerpo —