The Beginning
19:53
Audrey estaba en el hotel acomodando las cosas para el reencuentro de esa noche. No paraba de ver el celular mientras se comunicaba con sus amigos de la uni emocionada
Pensó en llevarse algo que no llamase mucho la atención, hasta porque Audrey no era mucho de usar ese tipo de vestientas, entonces llevó algo simple pero elegante
...
— Disculpe señor, ¿podría llevarme a esta dirección? —
A las 21 horas sale del hotel dirigiendose a su destino, la mansión de la familia de Mauro. En la entrada del hotel reposaban varios taxis con sus dueños y esta se acercó a uno y se subió.
— Por supuesto — responde el señor amablemente.
—
—
21:20
— Bien, aquí es — el señor estaciona en frente de la mansión
—Muchas gracias —.
— Señorita — el señor paro a mirarme nuevamente.
— ¿Si? — para de buscar en mi cartera el cambio.
— Si necesita un uber puede llamarme, aquí está mi tarjeta también —
— Está bien, no se preocupe igual gracias —
El señor estaba buscando en su billetera para darme cambio pero le dije que se quedara con el, la verdad no era relevante para mí
— Señorita recuerde — Volteé con curiosidad guardando su tarjeta en un pequeño bolsillo del vestido
— No dude en llamar —
Simplemente asentí y seguí caminando, no creo que vaya a necesitar llamarlo esta noche, digo sólo será una simple reunión, claro que sí veía algo extraño al primero que llamaría sería a él, pero el porcentaje que eso pasará era 0.001%.
Já, que equivocada que estaba.
...
— Buenas noches señorita Winsduard — Un señor bastante elegante fue tan caballeroso de abrirme la puerta, supuse que era el mayordomo.
— Oh muchas gracias, y ¿como sabia mi...mi apellido? — pregunté con el ceño fruncido.
— La señorita La font, me enseñó un foto de sus amigos de la infancia, ¿quiere pasar? —
— ¡Sí!, Por supuesto — cuando entré pensé que había entrado a ¡la casa del primer ministro! Todo se veía tan ajeno y cautivador para mis ojos, mucho lujo, mucha clase, muy elitista de su parte.
— Espere a la señorita La font en la gran sala a la izquierda por favor — indicó el señor.
— Está bien, muchas gracias señor... — le sonreí esperando una respuesta por parte de este
— Eliot, mi nombre es Eliot señorita — educadamente comenta.
— Cool, gracias otra vez Eliot —
Eliot hace un breve reverencia con la cabeza y desaparece por la puerta. Doy un vistazo a la enorme sala de estar con inmensas paredes llena de libros, cuadros aristocráticos y reliquias preciosas, como dije antes muy elitistas.
En seguida me percaté de un chico alto de traje en la esquina cerca de la biblioteca, parecia muy concentrado en lo que leía, me parecía conocido.
Él por su lado ni siquiera levantó la vista cuando había llegado así que tomé la desición de auto-presentarme.
Me acerque a él con una mezcla de nervios y ansiedad con la esperanza de reconocerlo —¡Hola! —.
— Hola, ¿quién eres? — el chico alto desvía sus ojos del libro y me ve gentilmente
— Soy Meredith, tal vez me conozcas de la secundaria, te pareces mucho a mi ex — Fue lo primero que se me ocurrió decirle, y el pobre chico ni se parecía a mi ex simplemente salió de mi boca, oficialmente estaba pasando pena.
— ¿Qué? No no haha, creo que te equivocas de persona, no soy parte de tus recuerdos — Él con su sonrisa perfecta se rió levantándose de la silla.
— Espera ¿Que?, entonces ¿Quién eres? — fruncí el ceño fingiendo demencia.
— Soy el vecino de Mauro, me ha invitado a conmemorar su pequeña junta, irónico porque no nos hemos reunido desde hace años — sus profundos ojos marrones me veían con diversión, creo que me estaba coqueteando.
— Cielos que vergüenza, lo lamento mucho.— Yo claro que me sume al juego de las miradas juguetonas, quería divertirme también.
El tomó su libro y lo cerró, seguidamente se acercó más a mi — Evidentemente comenzamos con el pie izquierdo, soy Ander, Ander Petersburg un placer conocerte ... ? —
Ander tomó mi mano con delicadeza y dejó un suave beso mientras esperaba que yo le dijera mi nombre
¿Era normal que este chico tuviese esta sonrisa tan radiante? No quería imaginarme nada, pero era imposible no pasarlo desapercibido
Casi hipnotizada por el chico, trate de responderle, sin embargo justo en ese momento alguien nos sorprendió a ambos y de hecho terminó la oración.
— ¿¡Meredith Winsduard?! — exclamó una chica de rulos amarillos desde la puerta.
— ¿¡Olivia Von Carrot!? — Por la emoción de ver a una de mis mejores amigas quité rápidamente la mano del enredo del chico.
Si, era la noche que tenía en mente...