El deseo consume a las personas, el dinero las obsesiona. Y quieren más y más, ¿la pequeña Ángel caerá en la tentación?... ¿Caerá en las garras del demonio en persona y lo mucho que puede ofrecerle?
Millonario con fetiches extraños.
Controlador, pos...
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Mis tacones resuenan a la hora de entrar al club nocturno que tengo enfrente. El nerviosismo me gana y la necesidad de salir de ahí se intensifica y cuando por fin decidido irme el toque en mi hombro me detiene.
Una mujer rubia de tez blanca reluciendo juventud por los poros, aunque en su forma de vestir y las joyas que porta me deja a entender que es mayor de edad y sabe como cuidarse, ella observa cada uno de mis movimientos sin quitarme la mirada de encima.
─Rostro de ángel que es lo que buscas aquí -me detalla con la mirada ─ pregunta incorrecta. Que es lo que te trate aquí...
Un leve sonrojo se hace notar en mis mejillas a la hora de explicar el porqué de mi presencia en este lugar.
─Yo... yo necesito trabajo ─mi voz sale tímida y vergonzosa─necesito el dinero para mi familia.
─cariño Aquí todas necesitamos el dinero ─detalló a las chicas altas y de cuerpos despampanantes que están a su alrededor─ ¿si sabes donde te encuentras niña?
─Si señora lo sé... sé donde estoy ─bajo la mirada recordando lo importante que es conseguir este trabajo─ le aseguro que si no tuviera otra opción no estaría recurriendo a esto.
─puedes decirme Marquesa... rostro de ángel, aquí todas somos acompañantes. Pero no te equivoques, no somos prostitutas... somos bellas acompañantes de una sola noche. Este trabajo es prestigioso, niña no es un juego... Puedes salir muerta o si tienes suerte puedes terminar felizmente casada, angelito.
─Yo en verdad necesito el dinero...─el susurro que sale de mi boca es casi inaudible, pero aun así ella lo escucho─
─Eres bellísima niña ─ronda a mi alrededor detallando mi atuendo─algo que tienes que saber y quitarte de la cabeza es que no venderás tu cuerpo en la calle o lo que sea que ayas imaginado. Quítate esa idea errónea de esto, como ya te dije... Aquí somos acompañantes de los hombres más ricos y prestigiosos de todo el mundo. ─me toma del mentón─ una prostituta barata no serás angelito.
