CAPÍTULO 1

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Mi día empezó como otro cualquiera, siendo un chico de 19 años replanteándose el sentido de la vida, tras haber terminado el bachillerato ya hace un año empezé una carrera de psicología en la universidad, pero la dejé al darme cuenta de que saber cómo se sentía una persona sin que te lo dijese con palabras, solo viendo su comportamiento, y el trabajo de mi familia–en realidad el que trabajaba directamente en ello solo era mi padre, pero el resto también sabíamos a lo que se dedicaba él y la empresa dónde trabajaba–no era la combinación adecuada.

–¡¡Harry!! O bajas a desayunar ya o no voy a tener ningún remordimiento después de zamparme tu desayuno–esos gritos no tan agradables los reconocería en cualquier parte del mundo, no solo por el hecho de que siempre estaba en mi casa a las 9 de la mañana, sino porqué era mi mejor amigo desde los 6 años–¡Tienes 5 minutos, después de ese tiempo no pienso controlarme y subiré a tu habitación para bajarte hasta aquí agarrado de los rizos!

Me levanté de la cama y no me molesté ni en vestirme ya que solo estábamos en casa mi querido Niall Horan y yo, y tampoco quería tardar mucho porqué sabía que el rubio no tenía problema con subir aquí y cumplir su palabra.

–Si vuelves a soltar un grito el que va a cumplir su amenaza de no dejar que entres de nuevo a mi casa para robarme comida voy a ser yo–dije mientras bajaba por las escaleras que conectan el piso de arriba, dónde están las habitaciones, baño y el despacho de mi padre, con el piso de abajo dónde está la cocina y el comedor. Giré a la derecha para entrar a la cocina y encontrarme a mi amigo desayunando unas tostadas con un zumo de naranja y a su lado se encontraba lo mismo pero con café en vez de zumo.

–Siento decirte que no serías capaz de vivir ni un sólo día sin mí, tu vida sin mis desayunos no tendría sentido–maldije mi pereza mañanera porque debido a ella Niall tenía toda la razón– En fin, cuéntame que tal estuvo tú cena familiar ayer, a la que no me dejaste ir y seguro fue un muermo.

–Que te quede claro que yo habría preferido que vinieras, fue mi madre la que dijo "tu amigo el intenso mejor que se quede en su casa por hoy"–me reí un poco al ver su expresión de sorpresa ante las palabras que me dijo Sara aún cuando ella siempre lo llamara así–Creo que ya tuvimos esta conversación ayer por la tarde cuándo te dije que los únicos que íbamos a estar eran mis abuelos, padres y tíos con sus pequeños y pesados hijos.

–¿No se te olvida que también estuvo tu querida novia Clarita? Porque no entiendo que esa sí pudiera estar y yo, tu amigo de toda la vida, no–para ser sincero se me había olvidado por completo que ella también ceno aquí, diré que fue culpa de mis primos que se encargaron de volverme loco.

–Dame paciencia–dije mirando al techo de la cocina para darle dramatismo–Deja ya el maldito tema y juro que te compro un helado de esos con los que estás obsesionado–me miro un momento con los ojos entrecerrados.

–Lo acepto pero que sepas que me ofende muchísimo–dijo volviendo felizmente a comer de su tostada, yo por fin pude sentarme a su lado y empezar a comer del mío–¿Hoy era cuándo tu padre se iba a una conferencia?

–No te emociones que solo es un fin de semana y mí madre volverá de casa de mi abuela el sábado por la tarde–le conté mientras encendía la tele de la cocina para ver las noticias mañaneras, dónde estaban hablando de la empresa donde trabaja mi padre Pol y de sus avances médicos, Pol se dedicaba a probar las nuevas vacunas que creaban en gente que se presentaba como voluntaria, intentando solucionar las mayores enfermedades que había en el mundo–Lo que nos deja con un día y medio de libertad absoluta.
              
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Como gente joven que éramos estabamos disfrutando de la vida viendo la película de Hotel Transilvania en netflix mientras nos poníamos ciegos a palomitas–mientras los demás jovenes aprovecharían para invitar a gente a casa nosotros veíamos pelis infantiles, así éramos nosotros y por ello nuestra amistad había resistido durante tantos años.

–Quiero más palomitas–me dijo Niall enseñándome el bote vacío, yo lo miré con una ceja alzada.

–Pues no sé a qué esperas para levantarte y rellenarlo–me miró con mala cara pero acabó levantando su culo del sofa y yendo a la cocina, yo seguí viendo la película con mi mantita, esa era la tarde más tranquila que estaba pasando en mucho tiempo, hasta que sonó el timbre y mi relajación se esfumó, porque mis padres no estaban y todos sus conocidos lo sabían, entonces solo había una persona que vendría a mi casa para verme a mí.

–Tranquilo tú no te levantes que ya va tu invitado a abrir la puerta–exageró el rubio abriendola, y vi que mis sospechas eran ciertas en cuanto vi la cara de arrepentimiento que tenía mi amigo y las ganas que tenía de cerrarle la puera en la cara a la persona a la que había abierto sin mirar antes de quien se trataba, a partir de ahora seguro que se preocupaba en mirar quien es antes de abrir la puerta a cualquier persona, que por ejemplo, podría ser un asesino en serie pero por la cara de niall parecía ser incluso peor.

–Amorrr acabo de acordarme de que tus padres no están y tú vas a estar solito–dijo Clara mientras entraba al salón sin dirigirle ningún tipo de saludo al rubio, sí, Clara mi novia.

–Hey hola, ¿que tal tú día?–le soltó Niall de mala gana por haberlo ignorado, fue entonces cuándo ella se giró y se dió cuenta de su presencia.

–Dios Nail no me había dado cuenta de que estabas–habló mientras me miraba con la intención de que lo echara de casa para pasar tiempo a solas, y cómo tantas veces que ella hacía eso yo la ignoré porque no pensaba dejar fuera a mi mejor amigo. En cuanto entendió que no la iba a hacer ni caso siguió hablando como si nada–Venía a preguntar si os apetece ir a tomar un helado.

–Haber empezado por ahí chica, cielito agarra el monedero que me debes un helado–dijo Niall dirigiéndose a mí, haciendo que yo soltara una carcajada y mi novia una cara de asco.

Cómo se veía que mis planes de tarde tranquila, pelis y palomitas estaba arruinada, me levanté del sofá para subir a mi cuarto y ponerme algo de ropa decente, ya que llebaba todo el día en pijama, Clara me seguía de cerca mientras el rubio se quedaba a esperar sentado mirando su móvil. Entre en mi habitación y fui directo al armario con la intención de no pasar mucho tiempo con ella cuando la vi cerrar la puerta a sus espaldas con cara de enfadada.

–¿Es enserio Harry? Por una vez que tenemos la casa sola para nosotros y decides invitar a tú amigo el teñido–soltó de mala manera, yo la miré un momento sin poder creerme lo que oía.

–Ni se te ocurra hablar así de él a sus espaldas Clara, sabes que él es mi mejor amigo y nunca lo voy a dar de lado, ni por tí ni por nadie–dije empezando a enfadarme yo también, elegí del armario unos jeans negros y una sudadera verde con letras blancas que estaban un poco desordenados entre mí ropa.

–¿Enserio vas a defenderlo? Es cómo un parásito que no se separa de tí y parece que cuando llego yo para verte os volvéis uña y carne solo para fastidiarme–os juro que cuando yo empecé a salir con ella hace casi un año no era así, en los últimos meses se había vuelto un poco tóxica con todo aquél que se acerque a mí a menos de cinco metros, cosa que estaba empezando a ponerme de los nervios.

–Mira, no sabía que ibas a presentarte en mi casa sin avisar y menos que te ibas a poner a insultar a la persona que conozco casi desde que nací. Si vas ha estar con esa actitud es mejor que te vayas–terminé de vestirme y salí al pasillo otra vez, antes de empezar a bajar me agarró del brazo y se quedó viéndome con una expresión que no supe descifrar hasta que habló.

–Está bien, tienes razón, me estoy comportando cómo una niñata, perdonarme, Nail no se lo merece–habló con una voz que de veras parecía arrepentida.

–Tranquila no pasa nada, pero relájate un poco–me giré para seguir andando pero al momento me di la vuelta otra vez para mirarla–Y por última vez, se llama Niall no Nail, N-I-A-L-L –se lo deletree para que le quedara claro de una vez

–Cierto, siempre se me olvida–habló rápido para conseguir darme un pequeño beso en los labios antes de que me diera la vuelta de nuevo para empezar a bajar.

Llegamos dónde Niall y agarré mi chaqueta ya que aún hacía frío en la calle. Ya listos los tres empezamos a andar a la heladería que se encontraba en el centro de la ciudad, aún no sabíamos que nuestra realidad estaba a punto de cambiar, la mía más que la de ninguno.




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